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Eres una obsesión
TN Rosier
Vi como los Riddle entraron a la casa dejándome sola con mi mamá, parecía estar nerviosa al igual que el señor Riddle.
Me senté en una de las sillas de la mesita que estaba ahí, mi madre se sentó enfrente de mi. Algo no andaba bien, jamás la había visto tan nerviosa como ahora.
—TN —habló con suavidad, tomó mis manos y me regaló una pequeña sonrisa.
No supe que decir, ni siquiera sabía que hacía aquí. Que no se supone que deberíamos estar en nuestra casa y no aquí.
—Necesito decirte algo, es importante para mi... —se callo y cerro los ojos por un momento— De todo corazón espero que me entiendas y no me juzgues.
Asentí. No pude decirle algo porque sus palabras me estaban poniendo nerviosa.
—Me voy a casar con Tom. —soltó. Mi cuerpo se paralizó al escuchar esas palabras— Se que esto te toma por sorpresa pero él fue mi primer amor y sigo estando enamorada de él.
Mierda.
—El me hace feliz y se que los cinco podemos ser una familia y ser felices — soltó una de mis manos y acaricio mi mejilla, sus ojos estaban llenos de lágrimas— Quisiera saber tu opinión o lo que piensas hija.
Antes de que pudiera responder escuche como algo de vidrio había sido arrojado a la pared, ambas nos giramos a ver hacia dentro. Mi piel se me erizo en cuanto vi a Mattheo salir, estaba muy molesto y supongo que era por el compromiso de nuestros padres.
Al salir ni siquiera nos miro solo se fue hacia el jardín trasero y se perdió entre los arbustos. En ese momento salió el señor Riddle junto con Tom, ambos me miraron como esperando a que dijera algo o hiciera alguna expresión.
—Mi padre no tiene ni un puto año de haber muerto mamá, que rápido te olvidaste de él —solté.
Me puse de pie y me fui de la casa, mis ojos se llenaron de lágrimas, era obvio que quería que mi mamá fuera feliz pero mi papá ni siquiera tenía un años de haber muerto.
No sabía si esto era muy infantil pero se sentía horrible, salí de la propiedad de los Riddle y caminé un buen rato.
Llegue a la ciudad y entré a un pequeño restaurante para comer algo, a pesar de estar triste tenía hambre, eso era buena señal. No estaba tan perdida.
Trate de comer un poco, sentía que en cualquier momento las lágrimas se harían presentes pero no deje que eso pasara, pedí un café y me quede con los auriculares todo el tiempo que estuve ahí.
