overlord extranjero [ overlord x Fate ]

capitulo 27

Por : Russian Raversal.

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Archer estaba completamente tranquilo después de la teletransportación a Thiers, no sólo por su naturaleza como Servant, sino también porque estaba acostumbrado a la magia de Ainz y sus capacidades.

"Al menos es bastante conveniente", se vio obligado a confesarse Archer.

"Bien, ahora el objetivo principal es buscar a los Servants, o a un gran grupo de enemigos cercanos", había anunciado el nigromante en voz alta, después de eso, comenzó a dar instrucciones. Archer, como era de esperar, fue elegido para ser el primero en poseer las habilidades más útiles en este caso: visión de largo alcance y alta sensibilidad a la presencia de otros, por lo que, después de unos segundos, el Servant se encontró alejándose. de su Maestro a una velocidad bastante decente, incluso para un Servant. Y aunque no era que quisiera escapar de su invocador lo antes posible, no podía decir que le tuviera cariño.

Archer estuvo observando de cerca a Ainz durante las últimas semanas. Observé sus acciones, palabras y peleas. Y no encontré nada malo. Fue muy extraño.

Por supuesto, cuando Ainz confesó sobre su nigromancia - y sus impresionantes éxitos en este asunto - Archer fue el primero en sospechar que Ainz estaba ocultando algo más que el deseo sincero de ayudar a la humanidad, e incluso esperaba que Ainz fuera perfecto, amable y cariñoso. , indulgente y comprensivo de una manera que incluso tranquilizaría a Archer, porque entonces Archer podría identificar a Ainz como un villano.

No hay personas perfectas. Nadie (héroe, rey, profeta y santo) es perfecto. Sólo aquellos que desean ser vistos como ideales intentan actuar perfectos. Por lo tanto, si Ainz resultaba ser ideal, Archer sólo habría fortalecido sus sospechas sobre el mago. Por lo tanto, ocultó sus pensamientos, observando cada paso que daba Ainz. Pero en lugar del héroe perfecto que rompe todos los estereotipos sobre los nigromantes en pedazos, Ainz parecía... ¿un nigromante lo suficientemente humano?

No se esforzó en enfatizar su heroísmo o distinguir su carácter, no intentó destacar con rasgos como una mala elección musical o el amor a los chistes malos. No, sus rasgos eran los de un verdadero nigromante. Un sociópata y un asesino, para quien todo era un recurso.

Archer no se equivocó al pensar así. En cierto sentido, Ainz llevaba en su mente los rasgos que obtuvo de Yggdrasil, un juego donde cada NPC o monstruo que encontraba era realmente una fuente de ganancias, materiales y experiencia valiosa, en ambos sentidos de la palabra.

Durante su tiempo observando a Ainz, Archer lo vio inspeccionando al enemigo con una mente fría, mirando a los soldados franceses como marionetas desechables. Archer vio lo que Ainz realmente estaba pensando acerca de dejar a Jeanne a su destino inevitable, porque solo pensaba desde el punto de vista del beneficio, el punto de vista de la persona que realmente podía elevarse a las alturas del arte de la nigromancia.

Y, sin embargo, Ainz no abandonó a Jeanne, realmente buscó lidiar con el problema que surgió en la Singularidad, y cuidó a sus Servants, no como un héroe, ni como un Santo, sino como una persona común y corriente que experimenta la empatía humana común y corriente. .

Esto fue lo más extraño.

Archer no era un verdadero Servant, no ascendió al Trono de los Héroes a través de sus leyendas y hazañas terrenales, sino que hizo un pacto con el mundo mismo. Sin embargo, poseía todo el conocimiento otorgado por el Trono de los Héroes. Sabía sobre los propios Héroes, conocía sus encarnaciones como Servants y comprendía que los Servants eran las menos humanas de todas las criaturas existentes en el mundo, solo superadas por las criaturas de fuera del mundo. Y, paradójicamente, no eran humanos precisamente porque eran reflejos idolatrados de los humanos.