¡Órale, imagínate la escena!
Shion Madarame, Mochizuki, Kokonoi arrastrado y los hermanos Haitani, todos pasaron a un bar sin que les pidieran el IFE (era el 2006 jaja). ¡Pura suerte de principiantes! ¡Parecía que habían ganado la Champions League, los vatos iban por la entrada bien alivianados! Menos el Kokonois, que iba con cara de "¡ay, qué hago aquí!".
¡Ahí estaban, todos acomodados en la barrita, y empezó el desmadre! Shion tirando la onda de cómo regateó el precio de los jitomates en el mercado esa mañana, ¡como si a alguien le importara! ¡Ah, bueno, sí, nomás al Mochi porque se estaba carcajeando con cada babosada que aventaba el "Shon Mandarinas"! Y el Kokonoi, ahí, todo obligado, agüitado, con su cara de "si no me ves, no existo", como si lo hubieran metido al bote y no al bar, ¡jajaja!
Ran y Rindou, ni se diga, andaban en pose. Esos dos nomás fueron a que la raza los viera echar rostro, ni siquiera platicaban entre ellos, pero andaban con pose cool, ropita de marca cool y una sonrisita de galán que no podían con ella. Hasta tenían los ojitos cerrados para presumir sus pestañotas ¡Ni Paris Hilton era tan presumida!
En una de esas que Rindou se dignó a abrir los ojos, notó que una chava no más no les quitaba el ojo de encima al grupito. El vato sintió todo el cosmos, pero se mantuvo serio como estatua, intentando no mostrar nerviosismo, mientras Ran, cuando se percató de eso, quién sabe cómo chingados, solo puso su risa de malandrín, y se preparó para el show, pos es que desde bien morrito, el trenzudo ya le sabía a esos argüendes.
De repente, la morra se acerca un poquito a la barra, todo tranqui. Luego se acerca un poco más... ¿y qué crees? Se animó a lanzar la pregunta: "Muchacho, ¿bailamos?" bien valentona, ¡ajua!
¡Puuuuuuuuuu!...
Al instante, Ran se volteó con aires de grandeza, no dejando de verse galán, obvio. Se acercó un poco a la chava, agachándose hasta su altura, y luego retrocedió para ponerse en pose de palomo con pechito expuesto. Aquí te va... se aventó la frase con la que más lo recuerdan hasta la fecha:
"Yo no bailo. Y tú lo que menos quieres es bailar. Ya me voy."
Se dio la media vuelta moviendo las trenzas como si fuera el príncipe encantador en un anuncio de shampoo.
"Vámonos", le dijo después al Rindou, quien no dudó en seguirlo. Saliendo del bar, les cambió el semblante, ya no parecían galanes engreídos, sino dos niños mensos felices por la travesura. Corrieron por la calle gritando que estuvo genial lo que hicieron y que la chica seguro quedó fascinada con Ran. "¡Ay! ¡Es él!" pensaron que se quedó diciendo la morra toda derretida en el bar.
Pero... Regresando al bar, Kokonoi estaba riendo como nunca. Pues resulta que la chava ni pelaba a los Haitani, ella había invitado a bailar a Shion, el alma de esa fiesta. ¡Y pos el wey aceptó! Mientras los otros tarados corrían rumbo a su jaus, el Shion se estaba aventando los prohibidos, hasta rueda le hicieron.
¡Ay, Orquídeo, siempre haciéndote el galán y terminaste como el payaso del circo! ¡Qué pinche vato tan cotorro! Si no fuera por la mala suerte, ni suerte tendrías.