Park JiMin es un demonio desterrado de más de cuatrocientos años, enviado por decreto divino a cuidar un particular bosque denominado "el páramo" un sitio lleno de magia, duendes ¡Plantas y árboles que hablan! y odiosos troll que controlar y vigilar...
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Inglaterra era un lugar visualmente horrible la mayor parte del año, de cielos grises, lluvia y gentes seria pero muy respetuosa, JiMin no se podía quejar en verdad pues esta era la vida que había escogido, la vida junto a su amado esposo Min YoonGi.
Era un país por lo puesto muy liberal y mientras fueras un humano decente en verdad a nadie le importaba con quién compartían la cama durante la noche, no es que nunca nadie le haya lanzado un comentario desagradable cuando iba de picnic con su chico, pero era menos de lo que supo era en otros países, aún vivía en un época poco avanzada pero esperaba que su futuro fuera próspero y si no iba hacerlo próspero por su amor en el universo.
A pesar que la vista era lúgubre, había descubierto que era su panorama favorito, dias nublados con crecientes lluvias a continuación, acostarse temprano con una taza de té, un libro y su esposo a su lado durmiendo aferrado a sus caderasluego de un arduo día estudiando y trabajando juntos. Adoraba acariciar sus cabellos castaños y esas lindas masitas que tenía por mejillas, tan dulce, mas cuando arrugaba su naricita de gatito, su Min Yoongi era precioso.
Sentado, con la mano sujetando su mentón, alargó la mano para acariciar una fina gota de lluvia que golpeaba el cristal, recordó en el pasado como con sus haditas Zafiro y Esmeralda, adoraban jugar bajo la lluvia, y acumular varias gotas de agua sobre las flores y ellas sentarse encima hasta que cedían por el peso de las pequeñas haditas, rompiéndose, causando carcajadas en los tres. Ellas fueron su familia por tanto tanto años, desde que llegó siendo un demonio triste y abandonado, tuvo familia, esas hermosas criaturas mucho más viejas que él le enseñaron a ser un ser viviente decente, conocer de sentimientos y aprender a sentirlos y expresarlos, le debía demasiado, y le iba a faltar vida para agradecerles y convertirlo en el humano que era a dia de hoy. Al marcharse no pudo prometer volver, su despedida fue un hasta siempre, no iba a poder volver a visitar el páramo por que ahora era un humano y Taehyung era el nuevo señor que iba a seguir las reglas más estrictas, e incluso por su hermano no iba a hacer la vista gorda, Jamás iba a volver a ver a sus amigos, ni a su querido Bob, quién siempre le brindó consejo y apoyo en los momentos más terrible e incluso en los buenos, su despedida le rompió el corazón.
-Deja de llorar pequeño, por fin vas a ser feliz con la persona que amas. -Masculló aquel ser de madera, inamovible, con el mismo rostro serio y pulcro de siempre, con sus millones de grietas y raices entre sus fauces
-Me va a ser muy dificil vivir sin ti.- Dijo el demonio, que aún poseía sus alas, pues la invocación iba a ser a media noche. El joven se estaba despidiendo de todos, incluso si vivía o moría pero intuía que si era lo segundo todos estaría muy triste y más le valía seguir con vida y cumplir sus metas que tenía pensado para su futuro, sobre todo al querer brillar junto al amor de su vida.
-Estarás donde debes estar, querido. Estaré eternamente agradecido de haber tenido a un guardián tan increible como tu, bueno, generoso y bondadoso, a pesar de romper las reglas, cada humano que ayudaste al dejarlo entrar aquí a ser feliz al menos un efímero momento, eso nunca lo olvidaré yo ni ellos. - Repuso con voz robusta gruesa, haciendo que las plantas y lianas que descendían por su cuerpo se movieran por el fuerte viento de su vozarrón.
