JiMin salió del perímetro del páramo mirando una y otra vez hacia atrás, mordía su labio con nervios e insistencia.
Su cuerpo se movió con delicadeza y suavidad, sus descalzos pies iban moviéndose en punta sobre la maleza, enterrando sus dedos antes de dejar sostenida la palma de su pie y finalmente talón, como caminaría una bailarina de ballet, tanteando el terreno con finura propia de él. Los dedos de sus manos oscilaban por las hojas de las ramas caídas, entre mas lejos del páramo, el escenario de la arboleda era más funesto, la gruesa madera que colgaba, parecía triste, descendida en un agonía sin remedio ante la vista mundana, pero era solo un glamour para evitar el paso, bien JiMin sabía que al quitarla, fuertes y frondosos árboles se alzaban, casi que tocaban el cielo, pero debía proteger y preservar su belleza ante de que la mano del hombre la pereciera como lo estaba haciendo con el resto del mundo, agotando hasta sus cenizas.
Hace cientos de años había estado en el mundo humano por demasiado tiempo, pero ahora hace siglos no ponía dedo en este, no por miedo u algo parecido, si no que simplemente estaba amarrado a pasar el resto de su vida inmortal encerrado, no estaba atado a un hechizo ni nada, solo era por su palabra y deber de limpiar sus pecados. Pero ahí estaba deslizándose por encima del suelo con sus alas en aquella tarde un mes después de la huida del pequeño niño, preocupado, ansioso y temeroso tenía en mente ir en su búsqueda por simplemente querer verlo, antes de que su señor o TaeHyung lo descubrieran. Ahora el tema, como esconder sus enormes alas sin espantar a medio pueblo, por más que tratara de unirlas y bajarlas, se notaban demasiado, y no, no podía simplemente hacerlas desaparecer, no era ninguna clase de mago o hechicero para hacer esas cosas con su cuerpo.
Al llegar a unos cien metros fuera del bosque, vió una pequeña casa hecha de piedras, y que de la chimenea salía humo, fuera de este habían prendas colgando de cordeles y una mujer estaba de rodillas, con un recipiente con agua frotando la ropa, esta parecía agotada de haber estado horas así.
Una pequeña criatura se aproximó corriendo con una rama en sus manos mientras llamaba a la mujer que quizás era su madre, este se detuvo a medio camino al ver a JiMin que se desplazaba hacia ellos con la mirada fija, pues a los segundos dicha mundana alzó sus ojos y se paró de golpe caminando hacia atrás.
-¿Podría tomar de manera temporal una de esas prendas grandes? - Dijo JiMin con su suave y delicada voz aguda. Esta se quedó con los ojos abiertos mientras abrazaba al niño con sus manos hacía sus piernas, sin moverse un ápice de centímetros.- La regresaré tan pronto de fin a su uso, te lo imploro bella mujer, no me temas, llevo siglos viviendo en el bosque detrás de tu morada.- Este sonrió dulcemente, causando que el niño lo hiciera, soltando risas después.
-Mami ¿Es un ángel? - JiMin sonrió hacia el pequeño, y se acercó otros dos pasos mientras se inclinaba frente a este, abriendo su puño, dejando salir una mariposa de esta, que salió de una nube de chispas azules.
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Detras del páramo (JM X MY)
FantasyPark JiMin es un demonio desterrado de más de cuatrocientos años, enviado por decreto divino a cuidar un particular bosque denominado "el páramo" un sitio lleno de magia, duendes ¡Plantas y árboles que hablan! y odiosos troll que controlar y vigilar...