𝗔𝗖𝗧𝗢 𝗜

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❝𝙀𝙡 𝙣𝙖𝙘𝙞𝙢𝙞𝙚𝙣𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙪𝙣 𝙙𝙧𝙖𝙜𝙤𝙣❞

-𝟷𝟷𝟸, 𝙺𝚒𝚗𝚐's 𝙻𝚊𝚍𝚒𝚗𝚐...

La habitación estaba iluminada por velas y antorchas, creando un ambiente cálido y acogedor. Las sirvientas se movían con diligencia, trayendo toallas limpias y todo lo necesario para traer a un nuevo ser al mundo. La joven princesa Rhaenyra se aferraba a la cama, el sudor corriendo por su frente y sus gritos eran prueba de su dolor infernal. A su lado, Laenor, su esposo peliblanco, sostenía su mano, tratando de apoyarla en ese difícil momento.

La princesa Rhaenyra era una mujer fuerte y valiente, pero el dolor del parto la había reducido a una masa de sudor y lágrimas. Su cabello rojo estaba despeinado y su vestido de seda estaba manchado de sangre y sudor. A pesar del dolor, ella seguía adelante, sabiendo que pronto daría a luz a su primer hijo.

La habitación estaba llena de sirvientas y un maestre atendiendo a la joven, y se llenaba de gritos y maldiciones por parte de la princesa Targaryen. Una de las sirvientas pasó un trapo húmedo por su frente, quitándole el sudor debido al agotador trabajo. "Vamos, mi princesa, solo un poco más, ya veo la cabeza", declaró el hombre de gran edad, metiendo las manos entre las piernas de la mujer, tratando de hacer que el laborioso trabajo se volviera más fácil para la heredera.

Después de unos cuantos gritos y maldiciones más por parte de la mujer, por fin un llanto llenó la habitación. "Es una niña, Majestad, una sana y fuerte niña", anunció el Gran Maestre, cargando entre los brazos un pequeño bulto, lleno de sangre. La princesa sonrió cansada mientras extendía los brazos hacia el hombre barbudo, esperando que le diera a su hija recién nacida.

La pequeña, al estar en contacto con su madre, cesó su llanto, buscando su calor. El hombre a su lado no pudo evitar maravillarse al ver a la pequeña en brazos de su esposa, tan pequeña, tan frágil, de mejillas rojas, tez blanca y pequeñas hebras de cabello blanco. Se veía tan delicada, tan pacífica, que le dieron ganas de meterla en una caja de cristal y no sacarla nunca.

Rhaenyra acarició delicadamente las mejillas sonrojadas de su hija, sintiendo un amor inmenso por esa pequeña criatura. Laenor, a su lado, sonreía temiendo que si tocaba a la pequeña recién nacida, esta se quebraría. La Heredera acercó a la pequeña a su pecho, no queriendo separarse nunca de ella, temiendo que en cualquier momento, alguien se la robaría.

Laenor, con una sonrisa temblorosa, tomó con cuidado a la pequeña en sus brazos, sintiendo un amor inmenso por esa pequeña criatura. Rhaenyra lo observó enternecida, viendo cómo su esposo se enamoraba de su hija en ese mismo instante.

"Vamos Laenor, sostenla, nuestra pequeña", le dijo Rhaenyra, sonriendo.

Laenor asintió, meciendo a la bebé entre sus brazos, sintiendo su calor y su suavidad. "Mi hermosa Luna, Mi amada Hija", murmuró, extasiado.

En ese preciso momento, el Rey Viserys, padre de Rhaenyra, entró a la habitación junto a su esposa, Alicent Hightower. El Rey se acercó emocionado ante la noticia del nacimiento de la nueva integrante, y se acercó a su hija recostada sobre la cama.

"Mi querida Hija, ¿Cómo te encuentras? Debes estar agotada después de dar a luz a una nueva Targaryen", le dijo, sonriendo.

Rhaenyra asintió, cansada, pero feliz. "Estoy bien, padre. Solo un poco cansada".

El Rey se acercó emocionado ante el hombre de tez morena quien cargaba a la recién nacida. "Es una niña, mi Rey", anunció Laenor.

El Rey quitó la manta que cubría el rostro de la pequeña, entre abrió los labios sorprendido y maravillado. "Es igual a ti Rhaenyra, ¿Ya eligieron un nombre para esta pequeña?"

Rhaenyra sonrió, mirando a su hija. "Tengo un nombre en mente, padre. Aleksandrya".

El Rey la observó maravillado, meciendo a la bebé en sus brazos. "Aleksandrya... Creo que es perfecto. Un nombre digno para una futura Reina".

La Reina consorte, Alicent, frunció el ceño, disgustada ante la declaración del Rey, pero super disimularlo fingiendo una falsa tos para llamar la atención de Los Targaryen presentes.

La Reina consorte, Alicent, se acercó con una sonrisa forzada, intentando ocultar su descontento. "Felicidades, Rhaenyra, Laenor. Que su hija crezca llena de salud y belleza, que la madre la proteja con su manto", dijo, con una voz dulce pero vacía.

Rhaenyra la miró con desconfianza, sabiendo que la Reina consorte no era muy afecta a ella. Pero no dijo nada, solo asintió con una sonrisa cortés.

El Rey, ajeno a la tensión entre las dos mujeres, continuó meciendo a la bebé en sus brazos. "Aleksandrya... Sí, es un nombre perfecto. Un nombre que refleja la fuerza y la belleza de nuestra casa".

Laenor, a su lado, sonreía, sintiendo un orgullo inmenso por su hija. "Gracias, mi Rey. Estamos muy felices", dijo, mirando a Rhaenyra.

Rhaenyra, cansada pero feliz, sonreía, mirando a su hija. "Sí, estamos muy felices. Nuestra pequeña Aleksandrya es un regalo precioso".

En ese momento, la habitación se llenó de un silencio cómodo, solo roto por el suave llanto de la bebé. El Rey, Laenor y Rhaenyra se miraron, sabiendo que ese era solo el comienzo de una nueva era para la casa Targaryen.

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⏰ Última actualización: Aug 15 ⏰

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𝙏𝙃𝙀 𝘽𝙇𝙊𝙊𝘿 𝘾𝙍𝙊𝙒𝙉───𝙃𝙊𝙏𝘿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora