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La noción del tiempo fue reemplazada por aquella mirada vacía qué se clavó en el suelo el tiempo necesario para que la ceremonia acabara y empezara el tiempo de recepción donde los invitados degustaban del baile, la comida y las bebidas. Sin embargo dos figuras seguían en el mismo sitio, sentados en silencio acompañados del silencio qué acompañaba al gran salón.

—Hyungwon... —susurró Wonho después de un tiempo. —Si quieres, podemos...

—Quiero un trago. —dijo poniéndose de pie repentinamente. —Que sean dos o tres. —culminó mientras caminaba a la salida del salón de eventos hacia el patio exterior donde estaba el resto de la fiesta.

Wonho lo siguió en silencio porque sabía que no tenía caso tratar de detenerlo.

El delgado llegó a la barra de bebidas, y ya que podía elegir lo que quería, agarró cualquier cosa y tomó de un solo trago lo que había en la copa, para después agarrar otra y repetir el mismo proceso.

—Hyungwon... —le llamó Wonho al ver que a ese paso las cosas no mejorarían. —Deberíamos...

—¡Hyungwon! —dijo otra voz masculina llegando de repente y tomando el brazo del delgado. —¿Qué estas haciendo? ¿Por qué...? —el delgado lo miró con los ojos irritados. —¿Por qué viniste...? —preguntó en voz baja.

Hyungwon sonrió con amargura.

—HyunBae, tú me invitaste. —escupió con honestidad. —¿Por qué te extraña que esté aquí? Esto es lo que querías, ¿no? —preguntó señalandose a sí mismo mientras las involuntarias lágrimas empezaban a rodar por sus mejillas. —¡Pues ya lo tienes, felicidades! —dijo mientras aplaudía.

El hombre intentó agarrar los brazos de Hyungwon para detener los aplausos de humillación, sin embargo Wonho intervino antes de que volviera a tocarlo.

—Aléjate de él. —mencionó con voz firme. —Ya hiciste suficiente.

HyunBae no sabía por qué, pero de repente y como si lo recordara, su piel se erizó y dio un paso atrás mientras miraba como Hyungwon tomaba copa tras copa de alcohol. Su boca se abrió, pero de cierta forma sabía que ese hombre tenía razón, ya había hecho suficiente daño.

Antes de que pudiera formular cualquier otro sonido, Wonho tomó a Hyungwon de la cintura y lo obligó a separarse de la barra, casi empunandolo hacia el aparcamiento. Una vez ahí buscó el auto en que habían venido y se lo llevó hacia él, en contra de su voluntad.

—¡No quiero irme! —dijo Hyungwon un poco afectado ya por el alcohol que ingirió de forma desmedida y repentina. —Yo tengo que...

—No te vas a quedar. —dijo Wonho notandose visiblemente diferente. Su aura malvada solo parecía crecer y crecer, mientras sus ojos se tornaban de un azul resplandeciente qué mezclados con la poca luz solo lo hacían parecer como un lobo al acecho.

Hyungwon agarró el volante con fuerza y en medio de su tristeza y amargura golpeó el volante varias veces.

—¡¿Por qué no te vas y me dejas en paz?! —gritó desesperado. —Este es mi dolor, y yo lo voy a procesar a mi manera.

Wonho lo miró fijamente.

—Conduce. —ordenó.

Hyungwon respiraba pesado, su dolor, el alcohol y la amargura no lo dejaban respirar correctamente, pero la peor parte era que sabía que ese ser sobrenatural no lo dejaría en paz a menos que hiciera lo que él quería. Con molestia, encendió el auto y arrancó del lugar a toda velocidad dejando los neumáticos marcados en el concreto.

La figura de Wonho desapareció tan pronto como Hyungwon le hizo caso, cumpliendo así el deseo de Hyungwon de "irse y dejarlo en paz".

Hyungwon condujo de regreso a casa de sus padres por el oscuro camino, sin ánimos de nada, a toda velocidad.

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⏰ Última actualización: May 07 ⏰

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