Capítulo 2

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Desperté por el fuerte aroma a huevos revueltos que venía de la planta baja.
Me puse la bata de seda roja y baje para encontrarme el torso de mi marido cocinando. Se encontraba en la mesada poniendo los los huevos revueltos en los platos para desayunar.

- ¿Como amaneció la próxima Anastasia? - preguntó aún sin darse vuelta a verme.

- ¿Como sabes que estoy aquí?

-Puedo sentir la presencia de mi esposa a kilómetros. Instintos varoniles, nena- Dijo acercándose a mí.

Luego de depositar un beso en mis labios volvió hacia donde estaba haciendo los huevos revueltos.
Su espalda ¡Dios! Saber que iba a tener un finde semana completo de sexo en el cual Justin me iba a poseer cada vez que quisiera me excitaba desde ya.

Vi su espalda completamente ancha y su abdomen formado con esos abdominales. Su estomago formaba una perfecta V dejando a la imaginación con ese camino de bello que llevaba a la felicidad. Cuando despegue mi mirada de su cuerpo -ardiente- me concentre en su sonrisa que me estaba dedicando.

-Te gusta mirar mucho - me dijo haciendo que me pusiera colorada. - Hay que llamar a Franco y Lucia- recordó.

Estaba tan hipnotizada por el cuerpo de mi marido que poco entendía lo que me decía.

Mis hormonas me impulsaron a caminar hacia Justin, abrazarlo por la espalda y empezar a tocar su torso desnudo.

Él se giró y me miró mientras me agarraba la cintura. No me miraba los ojos, sino los labios. En sus pupilas se podía ver el deseo de besarme que tenía.

-No podemos-me dijo

- ¿Por qué?

- Quiero guardar el deseo para el fin de semana- me recordó.

-Un beso no hace nada- le dije

-Disminuyera el deseo, créeme lo que te digo ________.

Sus labios pronunciando mi nombre habían sido la gota que derramo el vaso.

-Me importa mierda el deseo - dije mientras lo besaba colocando mi mano en su pectoral derecho y alzando la pierna para sentirlo mejor.

Su mano viajo a mi trasero levantándome para ponerme sobre la mesada. Cuando mi espalda toco el frío mármol sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo levantando mi camisón de seda.
Sentí sus manos en mis pechos tocándome desesperadamente.

Era tanto la pasión que teníamos que descargar que ni por la falta de aire separamos nuestros labios.
Su lengua entró en mi cavidad bucal haciéndome soltar un gemido en sus labios.

Se recostó sobre mi y sentí su entre pierna palpitar ahí abajo.
Mis manos bajaron hasta su pijama intentando liberarlo de la prenda.

Justin al ver que no podía saco sus manos de mis pechos para luego tomar mi cintura y sentarme en la punta de la mesada. Ahora era más fácil.

Mis manos viajaron nuevamente hacia su pijama para bajarlo. El deseo no dejaba de crecer estábamos haciendo chispas, cuando estaba a punto de bajar el pantalón una voz nos interrumpió.

-Veo que se adelantaron al finde semana- dijo un Franco burlón.

Justin separó nuestros labios por primera vez desde que habíamos comenzada a besarnos.

-Mierda- susurro sobre mis labios.

Por mi parte me encargue de acomodar mi camisón de seda el cual Justin había dado vuelta en mi cuerpo prácticamente.

-Pareces una gata en celo -me dijo mi amiga mientras cambiaba el peso de su pierna derecha a su pierna izquierda.

- ¿Desde hace cuanto están aquí?- pregunte totalmente avergonzada.

Brothel Chicago →j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora