Capitulo 39

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La vida a veces nos enseña las dos cara.

La buena, dónde todos estamos felices, disfrutamos de nuestra familia, vivimos el amor que conseguimos en alguien y nos premia con personas maravillosas.

Y está la mala, que nos muestra la frialdad que puede existir en nuestros corazones, en los seres horribles que podemos ser después de un mal momento.

Y hasta ahora me doy cuenta, que ya no quiero conocer más el lado malo de la vida.

Ya quiero dejar todo este mundo donde pueda vivir una historia normal.

Una historia donde yo sea la protagonista feliz y llena de vida, no una dónde solo hay dolor, odio y rencor.

Quier cambiar todo esto.

Y si se preguntan que me llevo a tomar esa decisión ni yo lo sé, solo se que quiero ser feliz en lo que me queda de vida.

—¿Alma?— Violeta aparece en mi campo de visión.

—Si—

—Llevas media hora mirando no se que—

—Lo siento estaba en mis pensamientos—

—¿O estabas luchando con el arrepiento de tu corazón?—

—No digas estupideces— me levanto del sofá y voy hasta la cocina.

—A veces pienso que eres bipolar— se burla de mi.

—Eso no es lo que dice mi psicóloga—

—Deberias cambiarla, parece que no sirve para nada—

El timbre suena y va a abrir la puerta.

—¡Alma, te buscan!— me grita desde la puerta.

—¡¿Quien?!—

Camino hasta la puerta y mis ojos se abren al ver a la persona bajo el umbral de mi puerta.

—Ve, pero si es la familia Petrova—

Alek, Alexander y Aglaya me observan de arriba abajo.

—Disculpen mis fachas— les doy una vuelta —No espera una visita tan agradable como la de usted—

Violeta intercala la mirada entre ambos.

—¿Y ellos son?— pregunta.

—La familia Petrova Ivanova— se sorprende al escuchar el apellido —Efectivamente Violetica, ellos son hijos del hombre que decidió matar a nuestro padre—

Violeta los aniquila con la mirada.

—Bajale fiera, que no estamos aquí por gusto— nos dice Mateo.

—¿Y entonces que hacen aquí?— los observó a los tres pero dejo mi mirada en la Aglaya —Valentina, o mejor dicho, Aglaya—

Baja la cabeza y odio que una mujer tenga que hacer eso, me acerco a ella y la tomo del mento levanto tu cara.

—Nunca bajes la cabeza, aunque las circunstancias no sean las mejores— me separó de ella —¿Y entonces?— le pregunto a sus hermanos.

—Venimos a hablar contigo— me dice Alek.

—Que interesante, ¿Cómo de que será?—

—Sobre el dinero que tu padre le robó a nuestro padre—

Los hago pasar.

Tomo asiento en el sofá cerca del balcón.

—Algunas veces pienso que son unos egoísta, que son incapaces de mirar más allá de sus narices— le hago señas a Violeta que me acerque un maletín.

Alma "Un Pasado Oscuro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora