Capítulo tres: Gatodípico

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Tenemos que hablar, Gianna

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Tenemos que hablar, Gianna.

Bueno, yo maullaré y tú escucharás lo que tengo que decir aunque no lo comprendas, ¿de acuerdo?

¿Gianna? Esto... Oye... ¿Acaso no escuchas que te estoy hablando?

Vas de un lado a otro mientras te sigo con la mirada desde donde me encuentro sentado, como idiota, moviendo la cola por culpa de la ansiedad que me provoca usar este ridículo disfraz que me has puesto.

¿Por qué tengo que usar gafas oscuras, una sudadera con capucha, y esta horrible gorra con visera hacia atrás? ¡¿Y de qué va el maldito «bling-bling»?

¡Ey, te estoy hablando!

—Ya voy —murmuras—, ¡ya voy!

Sales por la puerta del cuarto de baño, sin nada más que un sostén a juego con unas diminutas bragas que por poco se confunden con el bello color níveo de tu suave piel.

Adoro tu maquillaje y los tirabuzones de tu rubia melena larga cayendo por tus redondas y respingadas gemelas. Me gustan mucho tus caderas anchas y curvilíneas, tus piernas torneadas y tus pantorrillas tan... Espera. ¡¿Y a mí qué me importa cómo luce tu cuerpo?!

Además, no mereces mis halagos y alabanzas; acabo de recordar que estoy enfadado contigo.

¡Este disfraz me hace lucir gordo y enano!

—¿Y bien? —dices elevando las manos, como si esperaras una respuesta por parte de un animal que, en caso de hablarte, bien podría causarte una muy mala impresión (por no decir un posible infarto debido al espanto).

¡Odio este disfraz!

Te me quedas mirando como cuando un adulto espera a que empiece y que pronto se termine, una rabieta por parte de un niño mimado. ¡Que sepas que no estoy mimado! ¿O sí?

Pero es irrelevante si estoy mimado o no, ¡mejor hablemos sobre esta sudadera que me hace parecer una albóndiga con patas!

Canturreas enternecida por mis incesantes maullidos, como si estos no fueran quejas sino cosas dignas de ser celebradas ahora que caminas hacia mí para ponerte de rodillas y así cargarme.

—Luces tan lindo.

¿Te gusta este tipo de atuendos, Gianna? Pues que sepas que me decepcionas. Preferiría una corbata. Si yo fuera humano, te aseguro que sería alguien importante, como un abogado, o tal vez un doctor. ¡Pero tú vienes y me degradas vistiéndome como un callejero!

ENCANTADO ━━ [En curso] 《89》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora