Put me in the sky, my love「 Freenbecky 」

Capítulo 08

Estaba enojada, muy enojada. Cómo podría ser esa omega tan odiosa y tan linda a la vez, con un aroma tan rico que la volvía loca y esos muslos de ensueño. Sus labios deben tener el sabor más rico de toda la jodida galaxia. Es increíble la forma en la que vuelve loca a su loba y como casi lo hace ronronear cuando se preocupó por ellos al negar la pastilla.

Todas las integrantes del equipo ya se fueron a sus casas, pero Becky aún está allí, no es como si no se quisiera ir a su casa y meterse en su cama para pensar en esa omega de muslos de ensueño.

La realidad es que Becky está muy caliente, pero realmente caliente. Su pecho arde en gruñidos, tiene sudor por todo el cuerpo, sus extremidades fallan y su loba está muy inquieta. Becky está a punto de entrar en celo en el maldito vestidor del colegio.

Los músculos de su cuerpo se quejan cuando intenta levantarse del piso, pero aun así lo logra. Necesita caminar por los pasillos para llegar a su auto o para ver si encuentra a algún profesor o a alguien que pueda ayudar y llamar a sus padres, lo que menos quiere es pasar su maldito celo en la institución. Camina entre quejidos y murmullos de gruñidos porque todo su cuerpo pesa y arde como el infierno.

Unas voces se escuchan desde uno de los salones y Becky está dispuesta a pasar la vergüenza de su vida para pedir ayuda, en serio quiere ir a su casa, su loba está lloriqueando y llamando a su omega para ser consolada y para llenarse de su rico aroma a cerezas y chocolate. Becky aún no lo nota porque su celo y su loba la tienen perdiendo la cabeza, pero ella ya ha encontrado a su omega.

—El delegado nos dijo que para la semana que entra ya tendremos las cosas que nos faltan, así que no deberíamos preocuparnos por eso. —esa voz. Una puerta del lado izquierdo del corredor se abre, revelando a dos individuos. —¡Dioses que olor a...!

—¿Armstrong? —una beta, se acerca a ella cuidadosamente y Becky quiere llorar por finalmente encontrar a alguien que la ayude. — ¿Necesitas ayuda?

—¡Dioses, Nam! ¡Por supuesto que necesita ayuda, está entrando en celo! —una voz un poco más gruesa, pero tan linda y agradable se queja.

Omega.

Su loba se regocija dentro suyo y ronronea, vino a cuidar de nosotros, camina hacia la beta y la omega y se tambalea en el aire, la beta la agarra desde el costado enganchando su brazo por detrás de su espalda para no dejar que caiga.

—Omega, quiero... quiero... —su voz sale ronca y en un murmullo, el delicado cuerpo que está frente suyo se tensa y larga pequeñas y débiles feromonas de su olor. —...mi casa. —Becky aspira con avaricia las feromonas de la omega y eso logra calmar un poco el dolor.

—¡Freen! ¡Abre las puertas de mi auto! —la beta grita y comienza a caminar, casi arrastrando a la alfa, hacia fuera de la institución. —Te llevaremos a tu casa, Armstrong.

La llevan hacia la parte del estacionamiento donde ya casi no hay autos, solo quedan tres. Becky se queja un poco cuando la tiran en el asiento trasero de un auto que no conoce y su nariz se arruga ante los olores desconocidos, hay algunos aromas fuertes predominando en el lugar, pero muy al fondo de todos esos, hay una pequeña pizca de cerezas y chocolate.

—Duele. —su loba lloriquea y se retuerce en los asientos. Necesita un lugar conocido para pasar su celo o se volverá loca y retrasará su celo. — Casa... quiero... casa.

Fuera del auto se escuchan algunos gritos, una pequeña discusión y de repente una de las puertas que está a su costado es abierta y un olor familiar y muy cálido le llenan los pulmones, tan rico, tan bueno, mi omega.

Un cuerpo cálido se acerca cuidadosamente a ella e inmediatamente se esconde en la curvatura del cuello que se le presenta.

—Omega. —su loba gruñe satisfecha y sus colmillos pican por salir y marcar.