-¡Princesa no corra!
Ya habían pasado 5 años desde el nacimiento de la princesa, 5 años llenos de risas y travesuras en el castillo, 5 años de sustos para el rey y la reina.
Los sirvientes me hacían a un lado para dejar pasar a la princesa y a sus criadas, estás últimas intentando atrapar a la princesa.
-¡Princesa por favor espere!
La infante seguía corriendo hasta llegar a la sala del trono, dónde se llevaba a cabo una reunión.
Toda la atención se dirigió a la recién llegada, su madre la miro sonriendo igual que los demás presentes.
-¡Mami!
Corrió hasta si madre está última la alzó en sus brazos feliz, después llegaron sus criadas.
-Perdón su majestad… salió corriendo.
-No es nada.... Se pueden retirar.
-Hola princesa.
Los presentes hicieron reverencia, la princesa los saludo con la mano sonriendo. Siguieron con la reunión mientras la pequeña ponía atención y preguntaba cuando no sabía algo.
-Sin dudas serás una gran reina.
-Lo sé.
Hablo el rey mirando a la infante.
-¡Si! Lo seré como mi mamá.
La antes mencionada tenía una gran sonrisa, bese su mejilla sonriendo.
Primera persona
-¡Princesa!
Escuche a mi criada llamarme maldije en mi mente, tome mis cosas y empecé a correr al castillo se suponía que tenía que estar en mis clases de baile pero no, estaba con los guardias aprendiendo Arco y flecha.
Seguí corriendo por los pasillos del castillo queriendo llegar a mis aposentos, choque con algunos criados discúlpame al instante. Si mi padre me encontraba me castigaría.
Llegue a mi cuarto, me metí a bañarme rápido para quitar el sudor, salí y corrí a ponerme un vestido.
-Sube…
Salí rumbo al salón encontrando a mi profesor de baile enojado pero la tardanza, hice una reverencia y me acerque.
-Déjeme adivinar…. Se quedó dormida.
Sonreí con pena, siempre decía lo mismo. Todos menos mi padre sabían que practicaba con los guardias y por eso llegaba tarde a todas partes.
-No volverá a pasar.
-Siempre dice lo mismo señorita.
Me extendió su mano y empezando a bailar, minutos después llegó mi padre con mi madre detrás y temí lo peor.
-Ya acabó la lección señorita, la espero en la próxima clase.
Hiso reverencia y se fue, dejándome con mis padres. Los mire y mi padre no estaba feliz mientras que mi madre siempre con una sonrisa.
-Me dijeron que prácticas arco y flecha….. y también combate cuerpo a cuerpo.
Trague en seco, ya se lo habían dicho estaba muerta. Lo mire no quería ser castigada otra vez. Siempre lo hacía y no era raro, según el las princesas tenían que ser delicadas y tocar instrumentos para calmar a sus esposos y bla, bla, bla.
-Es verdad.
Le dije si titubear mirándolo a los ojos, apretó su mandíbula enojado no le gustaba que le respondiera. Siempre decía las mujeres callan cuando los hombres hablan, muy diferente a lo que decía mamá.
“Si tienes razón en algo no tengas miedo de decirlo”
-Bien ya sabes que pasara ¿Verdad?
-Lo sé.
-Bien. Esta vez tendrás guardias en tu puerta.
-Bien.
Salí del gran salón subiendo a mi cuarto a cambiarme de ropa, no sabía cómo mamá la usaba vestidos todo el tiempo, suspire y me di otro ducha cuando salí mi madre estaba en mi cama sentada esperándome.
-Vine a ver si te lastimaste en el entrenamiento…
Sonreí y me vestí me senté en el suelo y le mostré mi brazo derecho, tenia una pequeña cortada provocada por una espada. Mi madre busco lo necesario para curarme.
-Te he visto luchar…
Toda mi atención fue hacia ella, mire sus rasgos faciales. Piel acaramelada, cabello negro y sedoso, labios gruesos, ojos color avellana y algunas arrugas muy poco visibles.
-Y lo haces muy bien linda…. Y sobre los guardias yo hablaré con tu padre.
-Gracias madre.
Sonreí, termino con mi brazo me levanté del suelo y me recosté en su pierna.
-¿Qué te dijo el doctor?... ¿Sobre quedar embarazada?
Sabía que mi padre quería un varón y no lo obtuvo, por eso estaban intentando tenerlo.
-No puedo tener más hijos, dijo que tú fuiste un milagro.
-A papá no le gustara saber eso.
-Lo sé, pero al menos te tememos a ti mi niña.
Abrace a mi madre, ella siempre estaba para mí. Ahora yo tenía que estar para ella, era una mujer muy hermosa y educada, carismática y dulce. Siempre pensando en los demás, una reina excepcional.
Nos quedamos así hasta que mi padre la mando a buscar, la vi irse como siempre con una sonrisa y susurrando un “Te quiero”. Me acosté mirando por la ventana suspire y me cambie para salir.

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Como su majestad diga
AdventureEs una historia que refleja que no se necesita estar atada a alguien para hacer lo que amas