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Si había algo que odiaba más Euijoo, era el que lo despertaran cuando estaba durmiendo tan plácidamente. Ni siquiera miró quien estaba abriendo la puerta de la habitación, dándose la vuelta mientras lo insultaba en murmuros y trataba de volver a dormir.

— Arriba, Ejoo —la voz de Nicholas se alzó un poco en la habitación, lo sintió tirar un poco las frazadas, pero Euijoo las apretó más contra su cuerpo así que no logró mucho—. Dale, vamos a ver el amanecer.

— Ni en pedo —respondió, frunciendo las cejas. Se le estaba yendo el sueño y estaba seguro que después no iba a poder volver a dormir.

— Arriba dije.

Hubiese querido seguir acostado, tapado con treinta frazadas, pero Nicholas no lo dejó así que terminó caminando atrás suyo con una frazada cubriéndole todo el cuerpo, a su vez, no dejaba de soltar murmuros quejosos por haber sido despertado. Nicholas no decía nada, solo lideraba el camino hasta afuera, con una frazada propia envolviéndole el cuerpo.

Afuera todavía estaba oscuro, pero un poco más allá se podía ver los primeros rayos empezando a iluminar el cielo.

Se sentaron en el sillón hamaca que estaba cerca de la puerta, uno al lado de otro, con las miradas en el cielo. Euijoo subió sus piernas sobre el sillón, tapándose por completo. Pero estaba haciendo mucho frío y aunque intentaba darse calor no lo logró.

— Me estoy muriendo de frío, Nicholas —se quejó Euijoo, abrazandose más con la frazada que tenía.

— Vení sentate encima mío y te tapas con las dos frazadas.

Euijoo lo miró, encontrandose con la mirada divertida de Nicholas que le sonreía. No le gustó nada estar siendo burlado de esa forma, así que no se le ocurrió mejor idea que hacerlo: lo hizo sacarse la frazada de encima, sentadose en sus muslos, acomodando su espalda contra el pecho del otro y la cabeza en su hombro. Si bien esperó generarle algún tipo de sorpresa, el que terminó sorprendido fue él, viendo los brazos de Nicholas abrazándole y, al mismo tiempo, tapándolo con la frazada que tenía.

Pensó que no era nada. Él estaba muriéndose de frío y Nicholas lo resolvió con eso. Intentó cerrar sus ojos, conciliar el sueño ahora que estaba envuelto en un calorcito cálido. Sin embargo, el latir desenfrenado del corazón del otro no hacía más que ponerle nervioso, quiso contarlos en su mente para poder dormir, pero era imposible con lo rápido que iba. Así que abrió sus ojos, moviendo sus orbes hacia Nicholas.

— ¿Por qué me trajiste, Euijoo? —preguntó Nicholas repentinamente. Y Euijoo volvió la mirada a la salida del sol más allá de ellos, con esos colores vívidos pintados en el cielo.

— Sos mi guardaespaldas —respondió.

— Ya sé eso, ¿por qué a mí y no a Fuma o a Yudai?

— Sos más entretenido que los dos juntos.

De alguna forma, Euijoo supo que Nicholas estaba esperando otra respuesta distinta. Una que no podría dársela porque ni él mismo estaba entiendiendo lo que pasaba por su cabeza, la necesidad que le recorría de tenerlo cerca y, a su vez, la desesperación por querer mantenerlo lejos. Era una constante contradicción que le empezaba a generar dolor de cabeza.

— La próxima le tocará a alguno de ellos —dijo Nicholas—. No puedo estar siempre con vos, ellos también tienen que hacer su trabajo.

Eso no le sonaba bien a Euijoo. Podrían estar peleando todo el tiempo, teniendo muy pocas veces en donde se soportaban —como en ese momento—, pero él resultó ser su compañero desde el momento en que golpeó esa puerta.

— ¿Y si te digo que no, que no va a ser así?

Lo sintió mirarle, pero Euijoo no movió sus orbes de la salida del sol.

— ¿Eh?

— ¿Y si te digo que te vas a ir hasta el fin del mundo conmigo porque así lo quiero y vas a tener que cumplirlo aunque vos no quieras?

Nicholas no respondió por unos segundos, hasta que la corta risa del más bajo rompió el silencio que estaban compartiendo.

— ¿Hasta el fin del mundo? —le preguntó entre risas.

Euijoo sonrió, sabiendo que sonó como si le hablara del fin del mundo literal. Pero no era así. Él hablaba de aquella ciudad en un país de América, llamado literalmente "el fin del mundo". Euijoo había visto fotos de aquel lugar, se había enamorado de inmediato.

— Una ciudad en Argentina, en América, se llama "el fin del mundo". Quiero ir hasta allá algún día.

No lo dijo, pero de alguna manera le estaba diciendo que deseaba compartir el sueño de su vida junto a él. Visitar la ciudad que consideraba la más hermosa del mundo junto a Nicholas. Y si lo pensaba, era un poco estúpido que estuviera diciéndole de ir juntos a tal lugar cuando juraba odiarlo. Pero su boca parecía moverse por sí sola, dejándole salir a los pensamientos que pensaba reprimir en su cabeza.

— Mm, eso está lejísimo. ¿Maki va a poder unirse a nosotros?

¿Eso era un sí voy con vos? Euijoo sonrió mordiendose el labio inferior.

— Ya entendí que no vas a ningún lado sin tu hermanito.

— Me alegra que lo entiendas, espero que también hayas entendido que meterlo en nuestras discusiones no va a terminar bien para vos.

Euijoo se rió sin poder evitarlo, sintiendo los brazos de Nicholas ajustarse un poco más a su alrededor. No le podía prometer el no volver a meter a Maki cuando él se sacaba fácilmente con su mención y Euijoo amaba sacarlo de quicio.

— Vayamos al fin del mundo algún día, Juju.

Juju.

Había escuchado a Reo llamarle de esa forma alguna vez, pero Euijoo juraba que no se escuchaba de la misma forma. La pronunciación de Nicholas era un poco más... ¿linda? No sabría explicarlo, pero sintió un calor acumulándose en sus mejillas, poniéndole nervioso. ¿Se estaba poniendo colorado por un apodo tonto?

La mano izquierda de Nicholas salió de estar escondida abajo de las frazadas, el dedo meñique estando alzado en su dirección. Era muy infantil. Pero Euijoo estaba ahí, entrelazando su propio dedo meñique con el de Nicholas, cellando una promesa que no esperó jamás poder hacer con aquel que trabajaba de cuidarle la espalda. Y capaz su corazón también latió con la misma intensidad que el de Nicholas después de sentirlo dejarle un corto beso en el cachete, poniéndolo en un carmesí intenso. ¿Nicholas se daba cuenta de eso? ¿De cómo lo había puesto? Rogaba que no.

¿Desde cuándo? Se preguntó, abrazándose más a sí mismo. No quería pensarlo mucho, en realidad, pero los pensamientos no paraban de llegar uno tras otro.

— Chicos, el desayuno ya está. Juju, tu mamá te hizo panqueques.

Euijoo cerró los ojos, sabiendo bien que su papá se estaba burlando. ¿ Y cómo no iba a hacerlo si le había negado que eran novios hace un día y ahora estaban así?

— ¿En qué momento se levantaron? —preguntó Nicholas, riéndose. Él no parecía nada incómodo y eso lo enojó. ¿Nunca pasaba vergüenza?

— Dios, sos un idiota —le dijo, levantándose para ir atrás de su papá.

— ¿Y ahora qué hice? —se quejaba Nicholas.
















ustedes no entienden yo amo mucho a mi nichojoo que van a ir juntitos al fin del mundo☹️

MEAN. nichojoo auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora