La última elección

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Se quedó inmovil frente a la puerta, esperando que su corazón dejara de sentirse angustiado. Era un sentimiento diferente a cuando perdió a Robert, eso podía explicarlo debido a sus sentimientos románticos; sin embargo, el sentimiento de pérdida actual  era inexplicable.

Visualizó la hora en su reloj, “03:05”, el tiempo se agotaba y estaba seguro que tendría solo el suficiente para abrir una última puerta. Se sacudió ante el pensamiento, como si de esa forma la pesadez que sentía lo dejara para poder terminar con lo que suponía estaba destinado a hacer.

Se alejó lentamente de la puerta, como cerciorándose que esta no desaparecería en cuanto se aleje.

Finalmente se dio la vuelta avanzando hacia el inicio del pasillo, una vez ahí cerró los ojos y regresó sobre sus pasos a tientas, confiaría en su maltratado corazón una última vez.

Se detuvo después de contar 50 pasos, abriendo los ojos, volteó instintivamente a su izquierda. Se acercó a la madera brillante, un impulso contradictorio lo hizo tocarla y soltarla al instante.

Con una inhalación profunda se dio ánimos, está podría ser su última oportunidad para responder todas sus preguntas. Volvió a posar su palma en la superficie, observando el tiempo en su muñeca, “02:55” resaltaba en rojo furioso, como advirtiéndole que le prestara atención.

Sin perder más tiempo empujó la puerta y caminó hacia su interior.

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Gavi abrió los ojos, solo para descubrirse desnudo entre las sábanas de una enorme cama.

Se sentó sobresaltado mirando a su alrededor, no reconocía el lugar; no obstante, inmediatamente notó que al parecer era frecuente ahí pues algunos de sus objetos personales estaban regados alrededor.

Se acercó al borde de la cama, viendo un revoltijo de ropa en el piso. Rápidamente tomó la primera camiseta que encontró y se la colocó para cubrirse, al acomodarla se dio cuenta que le quedaba bastante grande.

Una luz de esperanza se encendió en su pecho. ¿Sería posible que haya terminado encontrando a Robert nuevamente?

Emocionado ante la idea de que su corazón lo haya llevado hasta él, salió de la cama, con intenciones de buscarlo.

Recorrió la casa ajena sin detenerse a pensar ni mirar a su alrededor, su objetivo era encontrar al hombre de sus sueños. Se dejó guiar por sonidos provenientes de un ambiente junto al salón, pero mientras más se acercaba, distinguía que los ruidos de platos y sartenes iban acompañados de una conversación susurrada.

Confundido llegó hasta lo que era la cocina y se quedó quieto en el marco ante la escena que se desarrollaba frente a él.

—¿Estás seguro que sabes lo que haces?— Vinicius vestido solo con calzoncillos preguntó apoyándose contra la mesada.

—Ay, por favor, no actúes como si no fuera yo quien cocina siempre— Bellingham respondió concentrado en la sartén frente a él.

Vini soltó una risita antes de aproximarse al contrario, apretó su pecho desnudo contra la espalda del más alto y soltó —Es lo mínimo que puedes hacer después del tratamiento de princesa que recibes— deslizó sus manos bajo la camiseta, tocando a su antojo los músculos de su trabajado abdomen. —Incluso anoche, tan lindo tirado en la cama, mientras Pablito hacía todo el trabajo moviéndose sobre tu polla—.

Jude dejó escapar un bajo gemido ante aquello, al tiempo que la mano de Vini descendió hasta descansar sobre su entrepierna. —Mira nada más lo duro que te pones solo de recordarlo. Apuesto que te encantaría ser jodido mientras el pequeño gruñón te aprieta hasta que lo llenes, ¿no es así?— empezó a masturbarlo con movimientos rápidos hasta que sintió la humedad recorrer la palma de su mano.

Deseo: ¿Sueño o Realidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora