Adaptarse

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Lisa subía los escalones con las piernas temblando y el corazón en la boca

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Lisa subía los escalones con las piernas temblando y el corazón en la boca. Iba hacia la casa de Jennie.

¡Había recibido una llamada de ella!

Pensó que iba a morir de la emoción, aún sigue viva, pero no por mucho, o eso cree. Era domingo, el sol brillaba en lo más alto, resplandeciente.

Se supone que era su día libre, y la guardería ese día cerraba temprano, pero Jennie le había pedido ella misma por llamada que fuera a su hogar y cuidara de su hija.

Se suponía, también, que Jennie pasaba los domingos con su pequeña, pero había recibido una llamada para algo importante en la empresa que trabajaba. Por eso tenía que salir y no podía dejar a su cachorra sola.

Estaba halagada, pues que fuera la primera persona en ser contactada por la castaña para que cuidara de su hija mostraba que confiaba en ella, Jennie le había dicho que le iba a recompensar después.

Decir que no estaba algo ansiosa por eso, sería mentira.

Ahora estaba al frente de la casa, tragó saliva fuertemente y con su mano temblorosa tocó el timbre. Esperó unos segundos antes de que la puerta se abriera, era Jennie y tenía su traje a medio arreglar.

—¡Lis, me alegra que llegaras tan rápido! —la alfa le dejó un lado para que pudiera entrar.

Cuando lo hizo, el aroma a cedro la golpeó en la cara fuertemente, todo el sitio olía a ella, era su territorio y entendía que lo hiciera, también había un ligero aroma a cachorra en el aire, el lugar era espacioso y ordenado.

Jennie era un padre responsable y lo sabía, miró cómo la alfa acomodaba su corbata y se ponía su chaqueta, de verdad esa junta debía ser importante, pues ese traje de marca negro no era para solo una reunión con amigos.

—Jiwon está durmiendo su siesta en el segundo cuarto por el pasillo, también es mi cuarto, pero eso no importa, hay papilla en la nevera y unos biberones ya arreglados, cualquier cosa me llamas —Jennie terminaba de arreglar su traje mientras hablaba, recogió sus llaves y salió por el pasillo hacia la puerta, Lisa miró un maletín sobre una silla, lo tomó y fue tras ella.

—¿Esto no es importante? —Jennie se estaba arreglando los zapatos en la entrada, volteó para verla y le sonrió.

—Sí, gracias, Lis —esperó a que estuviera de pie para poder darle el maletín, Jennie lo tomó, pero también pasó una mano atrás de su cuello y la atrajo hacia ella para darle un beso en la frente—. Vuelvo a las nueve, lo prometo.

La mayor salió, dejándola allí en el pasillo con su rostro rojo y su corazón latiendo fuerte en su pecho, la misma sensación cálida de antes se instaló en su estómago.

Volvió despacio por el pasillo, caminó hasta donde estaba la pequeña Jiwon, abrió la puerta despacio y casi cae al suelo, el aroma de la alfa era mucho más fuerte allí.

¿Mamá? | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora