MADRES

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MADRES

Desde que el ex monje le había salvado la vida, la vida de 18 había cambiado drásticamente, incluso no sólo se había enamorado de ese hombre bajito pero valiente, sino que se había casado con él e incluso... había ocurrido algo que jamás pensó que querría y menos que pudiera tener.

Hacía varios meses que se había enterado de que tendría un hijo junto a él y seguía sin saber bien cómo gestionar los sentimientos que comenzaba a tener, eran unos sentimientos diferentes pero... al mismo tiempo iguales a los que había experimentado tiempo atrás y le habían llevado primero a comenzar una relación y luego más tarde una vida en común con Krilin.

Nadie jamás la había tratado como la trataba él, nadie la comprendía como él, ya que ella tenía por naturaleza un carácter desconfiado y orgulloso que mostraba a los demás a través de la seriedad que reflejaba en su rostro.

Pero él supo ver más allá en ella, supo incluso sacarle una sonrisa de vez en cuando, pero ahora lo veía preocupado y... sabía que era por ella.

Porque la conocía bien y sabía que le mentía cuando le decía que estaba bien, y... era cierto, no era capaz de expresar que tenía sentimientos que no conocía y que no se atrevía a preguntar por no parecer débil si... eran normales en una mujer... en su estado.

Pero si algo la alteró, aunque no lo pareciera, era el sentimiento nuevo que había aparecido dentro de ella en el momento que pusieron a su hija en sus brazos, lo que llevó a Krilin... a hacer algo...

El ex monje conocía bien a su mujer y sabía que su interior estaba librando una batalla de sentimientos que ella no ganaría aunque intentara convencerse de que ella era una mujer fría, calculadora y... sin sentimientos.

Pero él sabía que no era así, ella a su manera siempre se estaba preocupando por él, si había comido, si había entrenado, si... estaba herido..., cosas que se fueron intensificando a medida que el tiempo pasaba pero aún más durante el embarazo.

Ella era una persona que no mostraba sus emociones ante nadie, a veces incluso le recordaba a Vegeta, llegaba a pensar que 18 hubiera encajado perfectamente dentro de esa raza guerrera, y es por esa razón que debía acudir... a las únicas dos mujeres casadas con dos daiyan acostumbradas a lidiar una con un guerrero despreocupado y otra... con uno sumamente orgulloso, pero que las amaban a su manera igual que 18 a él...

Era un día tranquilo en la montaña Paoz, Bulma había ido a visitar a su amiga, llevando con ella a Trunks para que jugara con Goten.

Hacía ya varios años que Goku había muerto por segunda vez y no había podido conocer a su segundo hijo, pero Bulma iba lo más a menudo que sus obligaciones se lo permitían a visitar a Chi-Chi y ese era uno de esos días.

Los pequeños estaban jugando fuera de la casa vigilados por Ox Satán, mientras que Gohan estudiaba en su habitación cuando sonó el teléfono...

Chi-Chi: hola Krilin, cómo estás, hacía tiempo que no llamabas...
Krilin: hola Chi-Chi, bien, perdona, siento mucho no llamar más a menudo
Bulma: hola Krilin! (dijo poniendo el altavoz y así poder hablar ambas con él)
Krilin: oh!, Bulma!, estás también ahí, estupendo, porqué necesitaba hablar con las dos
Bulma: uhmm...
Chi-Chi: qué ocurre Krilin, va todo bien?
Krilin: oh!, sí, sí, es sólo... no sé como pediros... esto
Bulma: habla Krilin, qué ocurre...
Krilin: veréis, necesito... que habléis con 18...
Chi-Chi: 18?, le ocurre algo a 18?
Krilin: ella está bien, es sólo que... necesita ayuda aunque no lo admitirá jamás...
Bulma: ayuda?, de nosotras?, para qué Krillin
Krilin: hace unos días... 18 se puso de parto y hemos tenido una niña preciosa, se llama Maron y...
Chi-Chi: eso es magnífico, una linda niña..., aunque nos podías haber dicho antes que ibais a ser padres...
Bulma: en realidad Krilin... nos vemos muy poco...
Krilin: eso es cierto, pero lo que necesito es...
Chi-Chi: creo que sé lo que es Bulma
Bulma: sí, creo que yo también..., vamos para allá Krilin

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