Capítulo uno.

1.5K 185 153
                                    

 ¿Por qué estás aquí?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 ¿Por qué estás aquí?

Mis dedos se movían rápidamente por las teclas de mi laptop.

El ambiente estaba tranquilo, por lo que era más fácil para mí concentrarme sin sentir que cualquier cosa podría molestarme.

Por ello, dejé que mi mente estuviera al cien por ciento de mis capacidades, resolviendo lo que sea que intentaba resolver.

Tomé aire y lo solté lentamente por mis labios entreabiertos.

¿A quién engaño? No creo que pueda hacer esto. Digo, intentar recordar la contraseña que le puse a mi propio aparato electrónico, parecía ser el mayor de mis problemas. Aunque, el mayor de todos era intentar hackear esta cosa como si tuviera un certificado que me otorgara el título de ingeniera en sistemas o algo parecido.

Frustrada, le di un golpe al teclado.

Muy bien, relájate.

Ese estúpido tutorial no puede ser mentira. Digo, tiene cinco millones de likes, es imposible que sea un engaño. Las personas comentan que les ha funcionado.

¿Acaso yo seré la única que lo haré mal?

—Chatarra inútil —apreté los dientes, a medida que dejaba otro golpe—. Te advierto que si no sirves, estarás en la basura para cuando termine el día.

Como si pudiera escucharme.

Lo más probable es que parezca una loca.

—Maldita... sea —bajé la tapa con fuerza, causando un pequeño estruendo—. ¡Arg! Se acabó, compraré otra.

La solté bruscamente a mi lado.

Miré a mi alrededor, con mi pecho subiendo y bajando rápido debido a la furia que estaba conteniendo en este momento.

A unos pasos más allá había unas cuantas personas que se habían quedado mirándome con confusión por mi repentina actitud. Entrecerré mis ojos en su dirección, con mis labios frunciéndose. Eso fue suficiente para que dejaran de mirar.

Idiotas.

Manada de... mierda, necesito otra laptop.

Y no ponerle una contraseña la próxima vez.

Mis pensamientos destructivos se opacaron por un pequeño instante al ver a una pareja que se acercaba a mí. Me quedé inmóvil, y fue Chelsea, quien terminó conectando su mirada a la mía.

Sonrió

—Con que aquí estabas —subió las gradas, tumbándose a mi lado. Suspiró—. ¿Por qué te pierdes de ese modo?

—Estaba intentando arreglar algo. —murmuré con seriedad

Le dio una ojeada al aparato echando humo junto a mí

Sonrisas en primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora