Horquilla

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Era un soleado día y tres jovencitas conversaban tranquilamente en un pequeño descanso de sus respectivos trabajos.

—¡Me encanta cuando vienen a visitarme! -Dijo una alegre Xiaolan.

—Eso es porque siempre te traemos comida, ¿cierto? -Bromeaba Tuzi.

—No, pero también es por eso. -Dijo la castaña riendo.

—¿Entonces? -Preguntó Maomao.

—Me encanta la comida que siempre me traen, ya que está totalmente deliciosa, pero también me encanta cuando vienen y se quedan aquí charlando conmigo durante el descanso. Siempre nos ponemos al día con todo y también hacemos bromas, ¡ya somos buenas amigas! -Dijo la castaña con emoción.

—Tienes razón, han pasado ya muchos meses desde que estamos aquí y es bueno tener nuestro grupo. Ojalá que nuestro grupo de amigos crezca más en un futuro. -Dijo la pelinegra.

—Sí, no estaría mal. -Dijo Maomao.

—Mao, la persona más expresiva del país. -Dijo la pelinegra.

—A veces sí y a veces no. -Respondió la nombrada.

—Bueno, ¿y qué planes tienen? -Preguntó Xiaolan.

—Lo dices como si pudiéramos tenerlos... si fuera por mí, me voy por tres meses del palacio a descansar y no madrugaría por un buen rato. -Dijo Tuzi.

—¿Te irías por tres meses? -Preguntó Xiaolan.

—Tienes razón, me iría por siete meses.

—Pero Tuzi, ¿es que no te gusta trabajar aquí? -Preguntó la pequeña lavandera.

—Me gusta, pero si tuviera la oportunidad de descansar un poco, no la rechazaría.

—Yo también, estos días fueron muy difíciles... -Dijo Maomao.

—¿Pero no creen que alguien las eche de menos?

—No, creo que no... por lo menos a mí no. -Dijo la pelinegra.

—A mí tampoco, o tal vez sí por mi trabajo. -Dijo la paliverde.

—Yo sí las echaría mucho de menos...

—¿De verás? -Preguntó la melliza de los dos moños.

—Sí...

—¡Xiaolan, eres un sol!

—Entonces tú eres una luna y Maomao es...

—Yo quiero ser un eclipse. -Dijo la peliverde.

—Entonces, eres un hermoso y misterioso eclipse. -Dijo la castaña con una sonrisa, mientras le daba pequeñas palmaditas por la espalda a la melliza peliverde.

Las tres rieron y se quedaron pensativas.

—Oigan, ¿ustedes asistieron a la famosa fiesta del jardín? -Preguntó la chica de ojos miel.

—Sí, y la verdad es que no estuvo mal. -Dijo la de ojos azules.

—Oh, ¿y les dieron alguna horquilla?

A ver si recuerdo cuantas fueron... ¡Ah, sí!

A Mao le dio una la concubina Lihua y esa era de cuarzo rosa y también le dieron otra que fue de consolación que le dio el oficial Lihaku, quien estaba dándoselas a todas las chicas.

~𝐹𝐿𝑂𝑅 𝐷𝐸 𝐿𝑂𝑇𝑂~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora