"The dragon jewel" -Jacegon

XXI.

Jacaerys se removia nervioso en su lugar.

No estaba seguro de que significaba la expresión en el rostro de Aegon.

Por todos los dioses Valyrios.

Era el próximo rey, todo gracias a que su madre abdico y dijo que el trono pasaría de su abuelo Viserys a él. Y aún así estaba aquí temblando como un cachorro frente a su esposo.

–¿De verdad quieres que vayamos a volar juntos? –Murmuró Aegon con confusión.

–Sí, quiero que lo hagamos –Respondió con rapidez.

–¿Por qué? Mientras Sara estuvo aquí no te intereso ir a volar conmigo –Murmuro tajantemente.

Aegon lo observaba con una mirada penetrante, sus ojos violeta brillando con curiosidad y quizás un poco de desconfianza.

Desde que los Stark habían partido de King's Landing, Jacaerys había empezado a pasar más tiempo con él, lo llevaba a montar, a comer, habían visitado el pueblo muchas veces, pero nunca habían ido a volar juntos.

–Sara ya no está aquí, Aegon. Y quiero pasar tiempo contigo, eso es todo –respondió Jacaerys, tratando de mantener su tono firme a pesar de su nerviosismo.

Aegon arqueó una ceja con escepticismo, su expresión petulante y burlona.

–¿Así que ahora que Sara se fue, de repente te interesas en volar conmigo? Qué conveniente –dijo con sarcasmo, su voz rebosando de desdén.

Jacaerys se sintió incómodo bajo la mirada de Aegon, sabiendo que sus motivos no eran tan simples como querer compartir un vuelo.

–No es conveniencia, Aegon. Es... es que quiero compartir tiempo a solas contigo –respondió Jacaerys, su voz mostrando una leve vacilación.

Aegon soltó una risa cínica, sus ojos brillando con malicia.

–Ahora resulta, ¿no? –Murmuró– ¿No se debe a que fui a volar con Cregan antes de que lo corrieras?

Jacaerys apretó los dientes ante la mención de Cregan, luchando por mantener la compostura frente a la provocación de Aegon.

–Esto no tiene nada que ver con Cregan. Se trata de nosotros, Aegon. De nuestra relación –respondió con firmeza, aunque su voz temblaba ligeramente.

Aegon se acercó a él con una sonrisa burlona en los labios.

–Oh, claro, nuestra "relación". ¿Qué relación, Jacaerys? ¿La que tienes con tu trono o la que tienes con tu madre? Porque parece que eso es todo lo que te importa –dijo con sarcasmo, su tono cargado de desprecio.

Jacaerys sintió como si hubiera sido golpeado en el estómago por las palabras de Aegon, su expresión endureciéndose ante el ataque.

–No juegues conmigo, Aegon. Sabes muy bien lo que significas para mí –respondió Jacaerys, su voz fría y cortante.

Aegon soltó una risa burlona, sus ojos brillando con malicia.

–Claro que lo sé, Jacaerys. Sé que soy tu posesión más preciada, tu dulce esposo, tu juguete favorito. Pero eso no significa que me interese ser tu entretenimiento cuando se te antoje –replicó con arrogancia.

Jacaerys apretó los puños, conteniendo su ira mientras miraba a Aegon fijamente.

–No eres un juguete para mi, Aegon. Y no eres mi entretenimiento. Eres mi esposo, y eso significa algo para mí. Quiero compartir momentos contigo, pero si eso no te importa, entonces no voy a obligarte –declaró, su voz firme y decidida.