#𝟭𝟮 𝗗𝗘𝗦𝗖𝝝𝗡𝗙𝗜𝝠𝗡𝗭𝝠

2.2K 295 116
                                    

La primera vez que unieron sus cuerpos en su nueva casa fue mágica, el moreno se encargó de organizar todo para darle la bienvenida al lugar que a partir de ese día se iba a convertir en su hogar para siempre... ¿o no?

Quería que todo fuera perfecto, si bien no era la primera ocasión en la que ambos se unían convirtiéndose en uno mismo, si sería la primera bajo el techo de algo que ambos habían soñado y construido juntos, no literalmente, claro.

Se encargó de organizar una cena a la luz de las velas, preparando la comida favorita de su mexicano favorito. En un principio habían decidido no vivir en esa casa hasta que la boda religiosa diera lugar, pero con el tiempo se habían emocionado tanto que cambiaron ligeramente los planes para vivir juntos solo un poco antes.

Para irse acostumbrando, se excusaban.

Su lindo prometido había ido a trabajar, apenas se estaba formando un nombre en el gran mundo de la abogacía. Era un día muy importante pues un gran magnate lo había contratado para llevar su caso. Si todo iba bien, un gran monto de dinero y fama podría ganar con aquel caso que hacía que el pecoso durmiera realmente poco, pero todo esfuerzo debía tener su recompensa.

Hamilton por el momento no se encontraba trabajando formalmente, debido a que decidió incorporarse en la política en un pequeño puesto donde planeaba subir y subir, siendo su gran sueño poder algún día dirigir su país.

Todo estaba más que listo, su lindo pecoso le había mandado un mensaje donde le avisaba que en menos de cinco minutos llegaba, fue ahí que decidió apagar las luces y prender cada vela que había colocado por toda la casa, desde la entrada haciendo un caminito junto con pétalos de rosas rojas y amarillas hasta la mesa donde decoraban el ambiente junto con los platillos exquisitos.

Probablemente era algo peligroso el tener tanto fuego dentro de una casa, pero era lo que menos le importaba, en ese momento solo quería hacer feliz a su prometido, el primer día del resto de sus vidas en ese lugar que por fin iban a poder llamar hogar.

Aunque hogar era cualquier lugar en la que estuviera la presencia del mexicano.

Unas llaves se escucharon levemente señal de que su amado había llegado, rápidamente se levantó de su lugar tomando un ramo de flores que había comprado pensando en él, colocándolo justo detrás de sí esperando que la puerta se abriera dando vista a la hermosa persona que lo iba a acompañar esa noche.

Un fuerte grito hizo que el moreno pegara un brinco en su lugar seguido de una carcajada por la reacción de su pareja, se esperaba todo menos aquello.

—¡Mierda Lewis! No me vuelvas a hacer esto, casi se me sale el corazón.— Dijo con la respiración agitada debido al susto, llevándose una mano hacia el pecho sintiendo como su corazón bombeaba rápidamente.

El pecoso se había llevado el susto de su vida al entrar a su nuevo hogar en oscuridad viendo una sobra que solo era alumbrada por la luz de las velas, debían de perdonarlo, pero fue un niño que creció con aquellas leyendas mexicanas que tanto atemorizan a los pequeños, pensó que el charro negro venía a llevárselo.

—Pero amor, yo solo quería darte una sorpresa.— hizo un pequeño mohín.

Con cuidado dejó el ramo en las manos del menor mientras dirigía sus manos ahora vacías a su rostro ahuecando las mejillas de este para dejar un efímero beso sobre sus labios.

—Y vaya que lo hiciste, amor.— pronto sus ojos dejaron de enfocar a su pareja para mirar hacia atrás de él, donde su comedor ese encontraba, se quedó por unos segundos observando el lugar y la decoración que casi hace que logre soltar algunas lágrimas por lo lindo que era. —Amor, pero que lindo todo, no debiste de molestarte.—

Make Love With Another ⦙ ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora