Guns N' Roses

Round 16: Better

Pasó casi una semana desde que la vecina les dijo aquello, si bien tenían muchas ganas de ir a ver a ese chico, cuando le preguntaron a la mujer si es que le habían dejado alguna dirección o si pudiese saber a dónde se marcharon esta los miró con gesto desconfiado, no era para menos, con esa pinta de vándalos que tenían, los lentes oscuros que no ayudaban demasiado, sumado a ese gesto de pocos amigos, era obvio que les cerrase la puerta casi de inmediato. Ya había dicho lo que tenía que decir e incluso, ahora que lo pensaba bien, quizá más, nadie le aseguraba que ese par no eran un par de cobradores de la mafia, quizá el cambio de vida de madre e hijo suponía un préstamo grande a una de esas mafias que se dedicaban a estafar personas con créditos y los altos porcentajes a pagar, lo mejor sería ya no volver a meterse en lo que no le importaba, si les volvían a buscar ella ni siquiera saldría de casa.

Claro que aquellos dos no se daban por vencidos, e iban cada tercer día a cotillear si por causalidad los miraban rondando su antigua casa, ya fuese en uno u otro lado esperaban dar con ello, aunque sin éxito. Sin darse cuenta se iba a cumplir un mes desde que el menor les "abandonó", no sin motivo claro; ambos estaban de un genio que daba miedo incluso para sus clientes más asiduos, no es que les tratasen mal en realidad, simplemente que la vibra del local era diferente, todo parecía estar pesado, un ambiente no muy agradable para ejercitarse, en especial cuando el par de entrenadores estaban más cerca. Como si su propia aura repelase la ajena, una tensión que se podría cortar incluso con un cuchillo para mantequilla. Lo cual desencadeno en algunas cancelaciones de membresías, aunque nada de que preocuparse realmente, no era la primera vez que alguien cancelaba, aunque sí por los motivos expuestos en el "buzón de sugerencias". Y si bien estaban ciertos que no debían mezclar el trabajo con lo personal, les resultaba bastante difícil en ese momento.

Era domingo, dieron las 4 de la tarde, el día fue bastante caluroso y los ánimos peor que nunca, su clientela había bajado un poco más puesto que la mayoría de los que entrenaban con Seok decidieron regresar hasta que su entrenador lo hiciese también, debido a que sentían más confianza y empatía con ese chico que con los otros dos que a todas luces parecían un par de militares exigentes. La puerta del local es cerrada, ninguno dijo nada más, la mujer del aseo llegaría en un par de horas para hacer lo suyo, mientras tanto ellos también debían preocuparse de sus asuntos.

-Deja de seguirme – comenta Gun mirando a su compañero de reojo, el rubio caminaba a la par poniéndole de nervios y haciéndolo sentir molesto, pues parecía estar siendo acosado por un sabueso.

- No te estoy siguiendo, mi camino también es por aquí, no te hagas el imbécil... sabes que ambos vamos a... - el silencio reinó de un momento a otro

- ¿A qué? – pregunta Jong sin dejar de andar, mirando al frente para ya no "hacer caso" al loco ese - ¿estas sordo o qué? – se para en seco, nota el gesto de Goo, solo unos segundos pues de inmediato el rubio ha decidido poner pies en polvorosa, al alzar un poco el rostro a la dirección donde el otro se dirige sus ojos se abren y emprende carrera también.

- ¡SEÑORA PARK! – un respingo por parte de la mujer cuyas llaves han quedado tiradas en el piso pues esos dos le han asustado.

- Descuide yo lo hago – comenta Kim ayudándole a abrir la puerta, por su parte Gun toma esas sendas maletas para meterlas dentro de la casa, se pregunta cómo es que una mujer tan delgada es capaz de cargar todo eso ella sola.

- Son muy amables – dice ella luego de entrar a la casa, les ofrece algo de beber, pese a que deseaban ya preguntar y quitarse todas las dudas posibles era obvio que no debían atacarla con cuestionamientos nada más llegar, se notaba fatigaba por el calor que no era para menos.

- No se moleste estamos bien – el rubio trataba de verse lo más tranquilo posible, no obstante, su índice golpeando levemente sobre su rodilla era un indicio que no lo estaba pasando demasiado bien en su interior.