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Por más que intentara escabullirse de la habitación o cerrar la puerta en silencio al final Babe siempre terminaba despertándose.  Charlie, que acababa de ducharse, tenía una expresión de culpabilidad cuando vio que el dueño del condominio se incorporaba en la cama y se frotaba los ojos somnolientos. Eran solo las seis de la mañana.

—¿Estoy haciendo mucho ruido? — preguntó el joven con expresión culpable. Pensaba que era lo más silencioso que podía, pero parecía no ser suficiente.

—No, no me desperté por tu culpa—respondió Babe en voz baja —Solo sentí que te ibas así que me desperté—

Era una respuesta buena y mala. El hecho de que Babe se despertara y no lo tuviera al lado y se levantara por ello le pareció muy dulce a Charlie.

Pero la verdad era que hubiese sido mejor si Babe no se percatara de su partida.

—¿Vas a salir otra vez? — Babe no pudo evitar preguntarle, al ver que el joven se levantó temprano. E iba con ropa de calle.

—Si, debo pasar a casa un momento—

—Últimamente has estado ocupado—

—Bueno, soy un adulto siempre, tengo cosas que hacer—contestó Charlie con una sonrisa mientras se ponía una camiseta blanca que sacó del guardarropa, antes de empezar a buscar las demás prendas, como era costumbre. Siempre era la misma ropa para salir—No me tardaré. Volveré en seguida—

—No he dicho nada. Solo vete—

—No te olvides de comer—

—¿Qué clase de loco se olvidaría de comer? —

—Los perezosos—respondió el chico después de elegir su ropa. Eligió una sencilla camisa marrón de manga corta que combinaba bien con los vaqueros desteñidos. — Pediré comida. No bajes a comprarla—

—¿No dejarás que vaya a ninguna parte? —

—Solo hasta que estes mejor, entonces podrás salir. No puedes caminar muy bien. Si lo haces y te caes, será peor—

Los labios de Babe se curvaron, burlándose de la actitud mandona de Charlie. Desde su accidente, el chico parecía haberse vuelto más autoritario. Antes solo decía unas palabras y él se encogía de miedo, pero ahora ya no. Si podía salir, si no podía, daba una orden, daba la otra ¿Quién se creía que era?

—Oh, vamos, Sebastián...—dijo sarcásticamente mientras cambiaba de posición para aliviar en algo el dolor que se despertó al mismo tiempo que él. Tenía que admitir que dormir con una férula era demasiado incómodo. Le costaba moverse y tenía que poner la pierna en alto. Solo deseaba no tenerla más.

Charlie no contestó pero soltó una risita. Se volvió para mirarse en el espejo que había en la puerta del guardarropa. Parecía un espejo diseñado para reflejar la ropa, pero a Charlie le gustaba mirarse en él porque tenía el tamaño adecuado para ver caras. Mientras miraba su rostro desde todos los ángulos, sintió que lo abrazaron por detrás sin hacer mucho ruido.
Quien lo abrazaba no dijo nada. Solo era consciente de su abrazo y el tacto de su rostro entre sus omóplatos.

Lo sabía. Solo que no estaba seguro de lo que significaba esa acción.

—¿No dormirás un poco más? — Charlie preguntó suavemente mientras Babe seguía abrazándolo.

—Ya estoy despierto—

—¿Estas despierto y me estas pidiendo que no me vaya? —

—No delires, Charlie—

Traducción revisada a español No oficial พิษเบ๊บ / Pit BabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora