1

957 52 141
                                        

Era Sábado por la noche, estaba con mis amigos fumando un porro en una calle poco transitada, hasta que llegó un wey tipo pac-man a interrumpir junto a su amigo emo. Los miré de pies a cabeza, el vato ese traía una sudadera roja y negra, apestaba a seguidor de la grasa, inmediatamente me desagrado.

Resulta que mi amiga había llamado la atención de esos tipos, obligandolos a venir con nosotros. Mi amiga le ofreció del porro que estaba fumando, y ellos inmediatamente se negaron nerviosos, se nota que son de esos weyes que no han ni fumado un cigarro normal en su vida.

Los ubico un poco, van en el mismo instituto que nosotros, el seguidor de la grasa comparte algunas clases conmigo pero jamás nos hemos hablado como tal.

Mi amiga siguió charlando con los tipos estos hasta que tuvieron que marcharse, yo no estuve prestando mucha atención a la conversación, porque me importaba tres hercatearas de mierda. Era más entretenida mi platica con Shitposter.

Alcancé a escuchar que mi amiga, Army, los invito a la fiesta de Coquette mañana por la noche. Yo no tenía planeado ir de todas formas, pero sabía que me iban a obligar, y eso me ocasionaría algunos problemas con mi madre, pero aunque no fuera a dicha fiesta, los tendría, entonces, solo me haré del rogar un rato y asistiré.

Al terminar nuestro viaje, nuestro amigo Globo de texto me llevó a mi casa después de llevar a todos nuestros otros amigos, únicamente éramos cinco (contándome), entonces no fue mucho problema.

Bajé del auto, y entré a mi casa después de abrir la puerta con mi llave. La casa estaba oscura y en toral silencio, lo que significa que mamá no estaba, con suerte llegaría hasta mañana o dentro de algunos días.

Mi relación con ella no es la mejor, pero quizás es como con todos los adolescentes de mi edad, todos en algún momento peleamos con nuestras madres, la cosa conmigo, es que estas peleas son seguidas y ella suele abusar de su poder.

Subí hasta mi habitación, únicamente había prendido la luz del pasillo de las escaleras, y la de mi cuarto. Me tumbé en la cama, dispuesto a dormirme. Ojalá mañana no despierte vivo.

Ya era algo tarde, estaba cansado y harto de este día, me estaba quedando dormido, pero como era de esperarse, en el piso de abajo se escuchó la puerta siendo abierta de manera muy ruidosa.

Me asusté un poco, estaba tan relajado y el repentino ruido hizo que me alterara un poco, más aún cuando ya sabía de quién se trataba.

Me hundí en mis cobijas, por si llegaba a subir a mi habitación, así podría dejarme en paz al ver que estoy dormido. Pero como claro, esto no podía ser tan fácil, cuando subió, prendió la luz, y me despertó gritando y moviéndome de la cama bruscamente.

Intenté fungir que estaba dormido, pero, nunca he sido muy bueno fingiendo.

Comenzó a gritarme y a echarme la culpa de todo, yo sabía que estaba borracha, y quien sabe si drogada, sabía que lo que me decía era posiblemente por los efectos del alcohol, pero no impedía que me dolieron sus crudas palabras, más cuando deseó que yo nunca hubiera nacido, así papá no la habría abandonado por culpa mía.

Recibí uno que otro golpe y empujón, y después de horas finalmente se cansó y se quedó tumbada en mi cama. Suspiré cansado de esto, tendría que dormir en la sala otra vez, no era muy agradable, mucho menos cómodo en ese sillón tan viejo y duro, pero era mucho mejor opción.

El olor que emanaba mi madre comenzó a marearme, por lo que solo tomé dos cobijas, una para echarsela encima a la mujer tirada en mi cama, y otra para mi.

Bajé en silencio, no quería despertarla. Me recosté y me quede dormido luego de un rato.

(...)

Era de noche otra vez, mis amigos pasarían por mi en unos minutos. Mamá seguía aquí, me dio permiso de salir, esta vez estaba de buenas, por suerte.

Gracias - PapuFresco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora