6

338 56 75
                                        

Después de esa vez tan maldita incomoda preferí regresar a mi casa a pesar de todo, de todas formas tendría que enfrentar esto en algún momento.

Ya habían pasado algunos días, mi madre no había intentado nada nuevo afortunadamente, tan solo era la misma rutina en la que ella se iba, regresaba con algún tipo y me ignoraba al día siguiente.

Pero yo no podía estar más feliz con esta dinámica, aunque feliz entre comillas, porque si, me gustaría que fuera diferente, pero preferible esto a que pasé lo de la otra vez.

No podía dejar de darle vueltas a las mierdas que decían mis amigos sobre Papu y yo, sabía que era pura joda pero aveces lo dudaba de verdad, y ni la más grande cagada del mundo podría parar su tren.

También rondaban por mi cabeza las palabras de mi madre.

"Si me sales puñal..."

Sentí escalofríos. No soy gay, claro que no, jamás me habían interesado otros chicos, y las cosas y lombrices, (porque no son mariposas son lombrices, una plaga) que siento en mi estómago con Papu son cosas que se pasarán con el tiempo, solo estoy confundido porque cuidó de mi esta semana.

Y hablando del Rey de Roma, justo envío mensaje al grupo para ir a comprar waffles en la noche a un sitio con postres que se ponía por ahí.

Shitty: ¿y si mejor nos fumamos
unos porritos? c:

Army: Deja el vicio un rato, Shitposter,
lo haces diario de todas formas

Globo: Concuerdo

Shitty: pero- ¿pq no?, siempre aceptaban

Ya we, te rechazaron, anda
a llorar

Shitty: Fokiu .l.

Tenia razón, antes siempre aceptaban sin dudarlo, pero desde que llegó Papu, y no soy el único que lo ha notado, nuestro grupito se ha vuelto más sano.

Al final aceptaron y yo también, la verdad si tenia ganas.

La hora llegó y de una pequeña caja de madera que tenia, que de hecho era del día de las madres, se supone que era un regalo para ella pero tan solo me lo devolvió porque dijo que no le gustó, y yo apenas iba en primero de primaria, que recuerdos.

Como sea, de ella saque algo de dinero que tenia ahorrado, lo encontraba en las prendas que mi madre dejaba en la sala cuando se acostaba con alguien o simplemente se quedaba dormida ahí.

Y eso cuando tenía suerte, porque algunas veces llegaba a sospechar que le robaban antes de irse.

Noté que ya era poco dinero, y pensé en conseguir un trabajo, porque mi madre ahora era más cuidadosa con su dinero ya que ya no dejaba sus prendas donde sea.

Salí de casa y me encontré a mi madre, esta vez no venía borracha ni con alguien, me miró unos segundos como si quisiera decirme algo, y después pasó como si nada a un lado de mi. Sus ojos los noté hinchados y rojos, parece que estuvo llorando.

Quise ir tras ella y tal vez brindarle algo de apoyo, pero lo mejor sería dejarla sola, seguramente me mandaría a volar apenas me vea.

Como sea, me dirigí al lugar ese de postres hasta que me topé con Papu, genial, lo que me faltaba.

- ¡Papuu! -Se acercó corriendo a mi, me abrazó y yo quedé quieto por el acto, nunca lo había hecho. No lo alejé, su abrazo era acogedor.

- No confirmaste como tal, creí que no ibas a venir -Comentó, yo solo moví mis hombros con indiferencia y seguimos caminando.

Gracias - PapuFresco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora