XIX

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En una noche de deseo abrasador, Sunghoon y Sunoo se sumergieron en un juego de poder y placer que los llevó al límite de la lujuria y la sumisión. Sunghoon, con un brillo malicioso en sus ojos oscuros, reveló a Sunoo su deseo de dominarlo y someterlo a sus caprichos más salvajes.

Con una sonrisa perversa en los labios, Sunoo aceptó el desafío, emocionado por la perspectiva de entregarse por completo a la voluntad de Sunghoon. Sin embargo, no pudo evitar sentir un hormigueo de anticipación y nerviosismo ante la idea de lo que estaba por venir.

Con manos expertas y decididas, Sunghoon comenzó a explorar el cuerpo de Sunoo, acariciando cada centímetro de su piel con una mezcla de ternura y ferocidad. Cada toque era una promesa de placer y dolor, una invitación a sumergirse en un abismo de éxtasis y agonía.

Sin embargo, pronto llegó el momento de llevar las cosas al siguiente nivel. Con un destello de malicia en los ojos, Sunghoon sacó un par de esposas de la mesita de noche, atrapando las manos de Sunoo sobre su cabeza y asegurándolas con firmeza.

Sunoo jadeó de sorpresa y excitación, sintiendo una oleada de calor recorrer su cuerpo mientras se daba cuenta de que estaba completamente a merced de Sunghoon. La sensación de vulnerabilidad lo excitaba aún más, alimentando el fuego salvaje que ardía dentro de él.

Sunghoon mordía con ferocidad la piel de Sunoo, dejando marcas profundas y ardientes en cada centímetro de su cuerpo. Sus labios ansiosos buscaban cada punto vulnerable, desde el cuello hasta los hombros, descendiendo con fiereza por su pecho y su abdomen, marcando su territorio con cada mordisco y cada chupón. Cada mordida era un recordatorio del deseo ardiente y la posesión desenfrenada de Sunghoon, dejando a Sunoo sumido en un torbellino de sensaciones entre el dolor y el placer.

Con cada embestida, Sunghoon envió oleadas de placer a través del cuerpo de Sunoo, arrancando gemidos y suspiros de éxtasis. Cada movimiento era calculado, cada acción diseñada para provocar el máximo placer en su amante. Sus manos expertas exploraban cada centímetro de la piel de Sunoo, acariciando y apretando con ferocidad, mientras sus labios trazaban un camino de fuego sobre su cuerpo, dejando marcas de deseo en su estela.

Mientras Sunoo estaba amarrado, incapaz de resistirse al dominio de Sunghoon, cada embestida era como un golpe de fuego, quemando lentamente su piel con la intensidad del deseo. Cada mordida era un recordatorio de su dominio, un eco del placer que estaba por venir. Y Sunoo, atrapado en el éxtasis del momento, se entregaba por completo al placer abrumador que le ofrecía su amante.

Y cuando finalmente llegaron al clímax de su encuentro, Sunoo se encontró abrumado por una ola de placer indescriptible, una tormenta de sensaciones que lo consumía por completo. Gimiendo y retorciéndose bajo el control de Sunghoon, se dejó llevar por la intensidad del momento, entregándose por completo a la lujuria que los envolvía.
Sunoo y Sunghoon se miraron el uno al otro con una mezcla de satisfacción y complicidad.

Después de que Sunghoon liberara las esposas que mantenían a Sunoo inmovilizado, Sunoo lo miró con asombro y satisfacción, sus ojos aún brillando por el placer que acababan de experimentar. Aunque su cuerpo temblaba con el recuerdo de la intensa sesión, Sunoo logró articular su admiración hacia su amante de una manera más directa y cruda. Entre jadeos entrecortados, Sunoo declaró con voz ronca y llena de deseo: —Joder, Sunghoon, eres un puto hombre de verdad.

Sunghoon recibió el elogio con una sonrisa de satisfacción, su pecho hinchado de orgullo al escuchar las palabras de Sunoo. Para él, no había mayor cumplido que ser reconocido como un hombre por su amante. Con una mirada llena de pasión, Sunghoon respondió con un gruñido gutural, su mano aferrándose con fuerza a la cintura de Sunoo. La tensión sexual entre ellos era palpable, una mezcla ardiente de deseo y admiración que los mantenía unidos en un abrazo apasionado.

Con una ternura inesperada, Sunghoon besó cada marca que había dejado en el cuerpo de Sunoo, sus labios recorriendo cada huella con devoción y amor. Cada gesto era una expresión de su conexión profunda, un recordatorio de que, a pesar de su pasión desenfrenada, su amor era más que solo deseo carnal.

Entre susurros de ternura y suspiros de placer, Sunghoon envolvió a Sunoo en sus brazos con dulzura, como si quisiera protegerlo del mundo exterior y mantenerlo a salvo en su abrazo. Sus ojos brillaban con una mezcla de pasión y afecto, reflejando el amor inquebrantable que sentía por Sunoo.

En ese momento de intimidad compartida, Sunghoon se entregó por completo a Sunoo, prometiendo ser su apoyo incondicional y su compañero fiel en todos los momentos, tanto en la pasión desenfrenada como en la ternura más pura. Juntos, se sumergieron en un océano de amor y deseo, explorando los límites de su conexión con un fervor apasionado y una devoción inquebrantable.

El aire estaba cargado de electricidad cuando Sunoo y Sunghoon se encontraron en la habitación esa noche. Con una mirada cargada de deseo, Sunghoon atrajo a Sunoo hacia él, sus labios encontrándose en un beso apasionado que encendió la habitación con una chispa ardiente de amor y pasión.

Los besos de Sunoo eran suaves y tiernos, explorando cada centímetro del rostro de Sunghoon con devoción y ternura. Sus labios recorrían suavemente la mandíbula de Sunghoon, dejando pequeños besos en su camino, mientras que sus manos acariciaban con delicadeza su espalda, transmitiendo todo su amor en cada gesto.

Mientras tanto, Sunghoon respondía con pasión, devolviendo cada beso con la misma intensidad y entregándose por completo al momento. Sus manos se deslizaban por la espalda de Sunoo, sintiendo la calidez de su piel bajo sus dedos, mientras su corazón latía con fuerza en su pecho.

Entre besos y caricias, Sunoo susurró palabras de amor y ternura, expresando todo lo que sentía por Sunghoon en cada palabra. Sus ojos brillaban con emoción mientras hablaban sobre su futuro juntos, compartiendo sueños y esperanzas en un momento de pura conexión.

Mientras tanto, Sunghoon respondía con un tierno abrazo, envolviendo a Sunoo en sus brazos con amor y protección. Sus labios encontraron los de Sunoo una y otra vez, sellando su amor con cada beso y prometiéndose el uno al otro para siempre.

En el tranquilo susurro de la noche, Sunoo y Sunghoon se encontraron abrazados en una dulce y serena posición. Sunoo descansaba con su rostro apoyado en el pecho de Sunghoon, su pierna envuelta alrededor de él en un abrazo íntimo. Mientras tanto, Sunghoon acariciaba suavemente los muslos de Sunoo con una mano, sintiendo el suave roce de su piel bajo sus dedos, mientras que con la otra sostenía con firmeza su cintura, atrayéndolo más cerca de él con cada respiración.

Entre susurros y suspiros, se sumergieron en un profundo sueño, envueltos en el calor reconfortante de su amor mutuo. Con cada latido de sus corazones, se fortalecía el vínculo entre ellos, uniendo sus almas en una conexión eterna que nada podría romper.

Jake's brother | Sunsun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora