Muerte predilecta

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Era romperla, no rompernos.
Comienzo desde cero,
por miedo a perder.
Por querer un 30%.
Mi error.

Bailábamos distinto.
Yo era lento y suave, me fijaba en seguirte el ritmo,
pero era exigente también, no te gustaba.
Tú eras un perfeccionista en tus propios pasos.
Para verte bien mientras bailabas,
para el resto.

Uno delante de otro,
yo tropezaba pero intentaba
que bailáramos juntos.
¿Tú? No lo sé, supongo que igual.

Lame mi rostro, escupe mi espalda,
apuñálame, lame mi rostro.
Ponte de rodillas que te voy a humillar,
te daré un beso en la mejilla.
Agarro tu barbilla y la levanto,
pero ya no veo tu rostro.

Lo he devorado cuando te has ido,
¡De la pena, lo prometo!
Encima del ahora vacío, he pintado negro.
Y entonces recuerdo cuando te fuiste,
y pinto mis cuadros con mi propia sangre.

Tal vez te amé, pero
¿cómo saberlo si ya no sé quién eres?
Fuimos efímeros, fuimos el trago
y la promesa de un borracho.
Fuimos la mentira de la mujer del ojo morado.
Fuimos el último polvo agrio de la mantis
antes de ser devorado por la mantis.

El nuevo florecer del brilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora