Mierda pincha' en un palo

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"Nunca me gustó la torre de Pisa, prefiero un palacio." 

Pienso, me levanto de la cama y salgo a caminar.

Lo primero que mi pie pisa al salir de casa es un montón de mierda caliente.

Me apena creer que pude hacerte daño.

—Lo lamento, ¿estás bien?— Me contaron un chiste groso cuando te vi y al menos me diste suerte. 

Me abrazo bajo la calidez del sol y apareces como una nube verde, lloviendo orina sobre mí.

Hago una mueca de repulsión, pero solo continúo.

Camino por la ciudad y un niño mocoso, con la cara llena de baba choca conmigo.

—Otra vez estás aquí— río mientras miro mis pantalones con los restos.

Sigo caminando y un auto me tira barro, 

una paloma me caga el hombro

y una señora me vomita desde una ventana de su edificio.

Pienso que es asqueroso, pero me acuerdo de ti y solo río.

Pienso en ti y me dan ganas de cagarme encima.

Voy al baño público, me río.

Hay vómito por todos lados y la basura está esparcida en el suelo, 

pero te he besado, así que esto no es nada.

Camino hasta el inodoro, lo uso. 

De todas formas, las bacterias huyen de tus células muertas en mi piel.

Salgo y me dirijo a la universidad. 

Me acuesto en el pasto y mi ropa ha rozado un pañal reventado de heces verdes.

Me acuerdo de tu aroma descompuesto.

Como es desagradable, me voy. 

Recuerdo los lugares donde caminaba, el tiempo que perdí, la plata que gasté. 

Finalmente expulso gusanos de mi boca. 

—Mierda, me habría comprado tantos juegos con ese dinero—

Triste recuerdo que no podrías proveerme aunque quisieras, eras muy descarado. 

Pienso en cómo eres un plagio de lo peor de alguien a quien sí amé, pero un plagio barato, pútrido, terrible y fome.

Vuelvo a casa y me ducho; no cuesta sacar tu hedor, por suerte.

-Procuraré tener mejor día la próxima vez-

El nuevo florecer del brilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora