Tonos de Gris

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La guerra terminó.

El mundo mágico fue sacudido hasta sus cimientos, al fin el señor oscuro fue vencido, aunque el precio de la victoria fue muy alto, familias destruidas, padres, hermanos y amigos muertos.

Parece imposible que el miedo que pasaron durante tantos meses y algunos durante años cuando solo existían murmullos del regreso del mal haya terminado.

Los días son más brillantes que nunca, los rayos del sol parecen como caricias amorosas de la madre magia. Hasta las criaturas más pequeñas pueden sentir que la oscuridad se acabó, ahora los niños corren y las personas vuelven a sonreír.

Porque la luz ganó.

Pero... ¿qué pasa con los que estuvieron del otro lado?

Draco nunca imaginó que regresar a Hogwarts para terminar el último año pudiera hacerlos sentir como si pequeños escorbutos le comieran las entrañas y pensándolo bien hubiera preferido eso... ahora es un paria al que todos odian y no es como si desde primer año no hubiera sido así, pero entonces el nombre de su familia era temido y respetado, los Malfoy tenían el mundo a sus pies.

Ahora solo son conocidos por inclinarse ante un loco genocida, prácticamente dándole la espalda al mundo mágico, los periódicos hicieron toda una fiesta durante los juicios, todos pedían que los Malfoy se pudrieran en Azkaban o que recibieran el beso del dementor.

Lucius murió.

Y fue solo por la intervención del aclamado niño-que-vivio que Narcissa y Draco no corrieron con la misma suerte, Harry Potter le dejo bien claro al ministerio que si Draco lo hubiera identificado en la mansión estaría muerto, o si Narcissa no le hubiera mentido a Voldemort todo estaría perdido, fueron estas acciones las que no solo lo salvaron a él, sino también a todos los demás y ahora a ellos mismos.

El ministerio incauto la mitad de las propiedades de la familia, regresar a la mansión luego de semanas en las celdas del ministerio fue una mezcla de sentimientos extraños, rabia, humillación, alivio y sobre todo dolor... dolor por la pérdida de Lucius que aun con sus defectos era su familia, un esposo dedicado y un padre consentidor, al menos hasta que Voldemort arraso con todo.

La mansión se siente fría, pero al menos ya no hay motivos para esconderse en sus habitaciones temiendo que algún mortifago intente entrar y hacerles daño, ya no está la risa maniática de Bellatrix torturando a los prisioneros, ni los ojos hambrientos de Greyback siguiéndolos por todas partes, el sonido de Nagini deslizándose por los corredores, ni la maldita sensación de temor que dejo el señor oscuro, gracias a Merlín que se fueron, mejor dicho gracias a San Potter.

Narcissa esta decidida en regresar su amado hogar a lo que fue y Draco agradece tener algo que lo distraiga durante los días que pueden pasar juntos, eliminar la magia oscura no es fácil, pero ambos dedican todo su tiempo y esfuerzo a sanar la mansión, deben seguir adelante.

Si tan solo las cosas fueran así de simples.

Como otra parte de su castigo Draco regresa a Hogwarts para terminar el año tomando obligatoriamente Estudios Muggles, desde que llega al andén los comentarios maliciosos no se hacen esperar y aunque sabe que hay algunos Slytherins que regresaron, viaja solo.

Ninguno de ellos tiene la marca, solo él fue lo suficientemente estúpido para hacerlo y aunque sabe que en su momento era la única forma de mantener a su madre con vida ahora no puede evitar odiarse por ser débil, debió tratar de convencer a sus padres de huir y esconderse de toda esa locura hasta que terminara.

Pero las cosas ya sucedieron y no se pueden cambiar, a pesar de todo Pansy, Blase y Theo se mantienen a su alrededor, son Slytherins y siempre estarán unidos, pero Draco sigue sintiéndose diferente, él es diferente, esa maldita marca en su brazo se lo grita a cada momento, no es de extrañar que Blase sea el primero en traspasar los muros con sus otros compañeros, su familia siempre se mantuvo neutral y además de ellos es el más sociable, incluso Theo conversa seguido con algunos Ravenclaw y hasta Pansy encuentra temas de conversación con las otras niñas.

Draco se alegra por ellos, porque no se merecen el odio de los demás, solo él, solo el mortifago y aunque lo sabe sigue doliendo.

Ahora que todos los de octavo comparten el mismo espacio no le queda más que escuchar como la gente a su alrededor habla del futuro, Grenger como la sabelotodo insoportable que es entrara al ministerio, la comadreja trabajara con el gemelo que quedo vivo en su tienda de tonterías y San Potter trabajara como auror, típico de él, ser siempre el héroe.

Todos tienen brillantes futuros esperándolos, todos menos Draco, porqué ¿Quién querría trabajar con un mortifago? Lo más seguro es que se mude con su madre a Francia, si es que el ministerio lo permite y sino no tiene idea de que hacer más que encerrarse en la mansión.

Otro día en esta nueva horrible normalidad, otro hechizo punzante en la nuca, otro truco que lo hace caer y lastimarse las rodillas, otro comentario asido sobre convivir con un traidor y sucio mortifago que debería estar encerrado pagando por sus crímenes, otra vez que tiene que ser silencioso y tratando de pasar desapercibido, otro día dependiendo de los ratos de compañía de Blase, Theo o Pansy, otro día donde se pregunta ¿para que sirvió todo? ¿otro día donde se plantea que quizá, solo quizá... sea mejor dejar de respirar? Pero no lo hace porque Narcissa se quedaría sola y no puede hacerle eso a ella, jamás a ella.

Duele tanto aferrarse a una vida que no quieres y que tampoco te quiere, duele tanto mantener la fría mascara de desinterés, duele tanto las malas miradas y sobre todo duele tanto el desprecio de esos ojos verdes que nunca lo han visto ni lo verán de alguna manera diferente... duele tanto.

Sin darse cuenta pasan tres meses, falta poco para las vacaciones de navidad y no hay nada que anhele más que llegar a los brazos de su madre, respirar su aroma y sentir su calor, solo por eso todo vale la pena, solo por ella se mantiene de pie.

Theo lo lleva al gran comedor para tomar el desayuno, Pansy y Blase los esperan en sus lugares de siempre, obviamente los que están hasta el final de la mesa, Draco no tiene hambre, come muy poco desde que las clases comenzaron, una vez escucho decir a alguien que esa comida debería de disfrutarla alguno de los que murió en la guerra, alguien que realmente se lo mereciera y no un asqueroso criminal... tienen razón.

Pansy le pasa el plato con verduras cocidas y una sonrisa que le suplica que tome más de un par, Draco se guarda un suspiro cansado mientras finge no darse cuenta que Blase le pone un trozo extra de carne y Theo rellena su baso con más jugo. Llevan días haciendo lo mismo, aunque saben que no lo terminara, porque de algún modo la comida ya no tiene sabor y si se obliga a comer más para no preocuparlos, las náuseas en la noche lo hacen vomitar.

Se siente tan jodido y miserable.

-Solo unos bocados más cariño – dice Pansy con voz suave.

-Estoy lleno – responde sin verla a los ojos – comí unos dulces antes – es mentira y todos lo saben.

-Es tu favorito – Blase le acerca el plato con una rebanada de tarta de manzana, antes siempre comía un gran trozo.

No hay respuesta y Theo le quita el plato tomando un pedazo con el tenedor.

-Yo lo comeré entonces – Pansy y Blase lo ven con reproche, pero el castaño solo niega para que entiendan que no deben presionarlo, Theo ya lo ha escuchado vomitar más veces de las que quisiera, quieren ayudarlo, pero no saben cómo.

Cualquier comentario muere cuando las nubes del cielo encantando comienzan a formar un torbellino, el viento hace que los gritos y el pánico recorran el gran comedor, los maestros y alumnos mayores toman sus varitas listos para la batalla.

Un circulo oscuro con bordes de humo purpura se abre en el centro de la tormenta y dos figuras caen algunos metros antes que comiencen a frenar y llegan al piso lentamente.

Son dos jóvenes, una chica de cabello castaño con un traje oscuro con partes rosadas, grandes botas que le llegan hasta las rodillas, muñequeras amplias y una especie de artefactos en cabeza.

Por otro lado, el chico tiene un traje más simple todo de color negro con franjas grises, siendo el portador lo más llamativo de cabello mitad blanco y mitad rojo intenso, con ojos de diferente color y una gran cicatriz en el lado izquierdo.

Ambos están heridos y sangrando de algunas lugares, pero completamente alertas, escanean el lugar rápidamente relajando sus posturas al verse rodeados de niños.

-Parece que caímos en una especie de escuela – dice el chico al notar los uniformes.

-Que alivio – la chica se sujeta el costado dejando salir un suspiro.

-¿Quiénes son y como llegaron aquí? – pregunta la directora McGonagall con su varita sujeta firmemente.

-Oh, una disculpa – la chica se pone lo más derecha posible aguantado el dolor con una sonrisa – mi nombre es Uraraka Ochaco nombre de héroe Uravity, mucho gusto.

-Todoroki Shoto, nombre de héroe Shoto, perdón por interrumpir su comida y asustarlos.

-¿Cómo llegaron aquí jovencitos? – pregunta el profesor Flitwick

-Estábamos en medio de una pelea con una banda de traficantes – informa Uraraka de manera profesional – cuando uno de ellos uso una droga experimental y nos envió aquí ¿por cierto, donde estamos? – espera que no muy lejos ya que tienen que volver para terminar los informes.

-¿Nombre de héroe? – pregunta la profesora Sprout – ¿Qué significa eso exactamente?

-¿Han escuchado hablar sobre la agencia de Endeavor? – esta vez pregunta Todoroki esperando que no sea lo que sospecha – ¿All Might? ¿All For One? – los adultos siguen viéndolos sin entender – ¿Los quirks? ¿héroes, villanos? – nada – estamos en problemas.

-Froppy aquí Uravity ¿me copias? Cambio – presiona uno de los artefactos que tiene en la cabeza abriendo los ojos entendiendo la situación – ¿Tsuyu-chan, puedes escucharme? Cambio – no hay respuesta – Uraraka Ochako reportándose ¿alguien me escucha? – nada.

-No hay señal – dice Todoroki mostrándole su teléfono.

-Si alguien me escucha aquí la heroína Uravity de la agencia de Ryukyu y el héroe Shoto de la agencia de Endeavor, estamos bien, repito estamos bien, pero atrapados en un lugar distante y por el momento no sabemos cómo volver – se muerde el labio sin saber que más decir – cambio.

El lugar se queda en silencio hasta que los jadeos se escuchan por todas las mesas ya que de pronto todos los platos, vasos y cubiertos comenzaron a flotar.

-Uraraka – el bicolor le sujeta el hombro sacándola de sus pensamientos y mostrándole lo que está provocando.

-Lo siento – junta las puntas de sus dedos – liberar – todo lo que estaba flotando baja cuidadosamente a sus lugares – perdón, me deje llevar – se rasca la mejilla con pena hasta que una punzada de dolor en su costada la hace doblarse ligeramente.

-Déjame ver eso – Todoroki le toca ligeramente el lugar donde le duele.

-Gracias Todoroki-kun – no siente que haya sangre, pero seguro tiene un gran moretón.

-Necesitamos llevarte al hospital – tal vez tenga la costilla rota.

-Vamos a la enfermería – dice McGonagall saliendo de la sorpresa ante la muestra de lo que ella piensa es magia descontrolada, un par de profesores los siguen mientras el resto se queda a vigilar el comedor y calmar a los estudiantes asustados.

-¿Qué diablos acaba de pasar? – pregunta Ron sin ganas de guardar su varita.

-No tengo idea – Harry siente como el corazón le martillea en el pecho, gracias a Merlín que no fue otro ataque, sus nervios aun siguen alterados luego de meses de huir y cazar horrocruxs.

-¿Escucharon eso? ¡Dijeron que son héroes! – dice Seamus emocionado.

-¿Serán como los de los comics? – comenta Dean con enorme sonrisa.

-¿Los que? – se pregunta Neville.

-Son como pequeños libros llenos de ilustraciones que cuentan historias de fantasía – responde Hermione.

-Héroes con super poderes que tienen capas y luchan contra el mal – comenta Lavander.

-Nosotros también luchamos contra el mal – dice Ron sin entender porque los demás parecen tan emocionados.

-El traje de la chica es lindo – se escucha decir a Pervati – pero el chico es realmente apuesto – las risas de las chicas apoyan lo dicho.

-Hizo flotar toda la bajilla – sin querer Harry recuerda el día que la tía Marge salió inflada por la puerta.

-Pues a mi me interesaron sus aparatos de comunicación – Hermione asiente curiosa.

Las platicas no se detienen ni durante las clases, todos están muy interesados en saber más sobre los misteriosos "héroes", pero ni siquiera a la hora de la cena vuelven al comedor.

Luego de terminar sus tareas pendientes todos los de octavo son llamados a su sala común, Draco sale de su habitación nada interesado en lo que tenga que decir la directora, pero no le queda más que obedecer y como siempre buscar el rincón más oscuro donde pueda pasar desapercibido, Pansy, Blase y Theo no tardan en poner a su lado, Draco solo quiere que todo termine pronto para irse a dormir, hoy lo hechizaron cuatro veces y le duele mucho la cabeza.

McGonagall llega con los dos héroes tras ella, la chica mantiene una sonrisa alegre, mientras el chico apenas hace algún movimiento.

-Atención todos – dice haciéndolos callar – hasta que descubramos la manera de regresar a estos jóvenes a su hogar, se quedaran en el castillo como nuestros invitados, espero que todos los traten como es debido y sepan comportarse, Grenger y Goldstein muéstrenles sus habitaciones y lo que requieran para su estancia.

-Si directora – responden los prefectos encargados.

-Bien – sin más que decir McGonagall se retira haciendo que todos los rodeen emocionados y llenos de preguntas.

-¿De verdad son héroes?

Entre Heroes y Magos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora