TAEHYUNG

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¿Cuándo se daría cuenta de que los sentimientos que Hoby despertaba en él eran la prueba indiscutible de que se había convertido en todo un hombre?

Capítulo 1

Hoby miró inquieto una vez más por encima del hombro mientras aguardaba su turno en la fila de la taquilla. Había logrado salir de casa diciéndole a Nam que iba a ver una exposición de arte y Taheyung, gracias a Dios, estaba fuera comprando ganado y regresaría tarde. Cuando descubriera dónde había estado, se pondría furioso, se dijo Hoby sin poder reprimir una sonrisa de satisfacción en sus labios por su astucia.

Y desde luego hacía falta una gran dosis de astucia para engañar a Kim Taheyung. Nam, su hermano mayor y él se habían convertido en sus tutores legales cuando él solo tenía quince años. Pudieron haber sido sus hermanastros, pero un desgraciado accidente de coche había segado la vida del padre de ellos y de la madre de Hoby solo dos días antes de la boda.

Hoby no tenía más familia, así que Taehyung había propuesto que Namjoon y él podían ocuparse del inconsolable adolescente, Jung Hoseok. Y así lo hicieron. Hoby, naturalmente, se sentía muy agradecido hacia ambos, pero le irritaba sobremanera el hecho de que Taehyung fuese incapaz de darse cuenta de que se había convertido en un Hombre. El joven dejó escapar un profundo suspiro. Sí, ese era el problema.

Eso, y que se había obsesionado con protegerlo del mundo exterior, hasta tal punto, que durante los últimos cuatro meses había sido casi una odisea para él acudir a una simple cita. Estaba llegando a extremos tan surrealistas, que incluso a Namjoon, que raramente se reía, se le veía reprimir una sonrisa.

A Hoby, sin embargo, no le hacía ninguna gracia, porque, para mayor desgracia suya, se había enamorado perdidamente de Taehyung y el fuerte y rubio vaquero solo lo veía como un chiquillo malcriado. Sus intentos por demostrarle que había madurado, que ya era un hombre, habían resultado infructuosos: era imposible atravesar la dura coraza que lo rodeaba. Hoby suspiró de nuevo. ¿Y cómo iba a hacer que se fijara en él si ni siquiera sabía de qué modo podía atraerlo? Tae Ya no era tan juerguista como había sido años atrás, pero Hoby sabía que con frecuencia era visto en los clubes nocturnos de Seúl con alguna belleza sofisticada. mientras él estaba muriendo de amor por él...

¡Qué cruel era la vida! Lo tenía bastante difícil, porque él no era ni una belleza, ni tampoco sofisticado. Era solo un chico provinciano, un chico normal y corriente, por mucho que su figura fuera mejor que la de muchos otros jóvenes de su edad. Por eso, tras darle muchas vueltas al asunto, había llegado a la conclusión de que, si quería que se diera cuenta de que existía, tendría que convertirse en un hombre sofisticado.

Tal vez ir a un espectáculo de striptease no fuera lo más indicado como primer paso a la sofisticación, pero en un lugar como Gwangju no había muchas más opciones. Ser visto allí le demostraría a Tae que no era el adolescente puritano que él quería que fuera. Hoby volvió a esbozar una sonrisa de satisfacción al pensar en la cara que pondría cuando se lo contase algún vecino.

Se alisó el ajustado pantalón de tablas gris y la camisa color hueso que llevaba, observando su reflejo en el escaparate de la tienda que había junto a la taquilla. Se había peinado sensualmente el largo y castaño cabello como solía hacer, pero si lo dejaba suelto y un poco desaliñado, era uno de sus mayores encantos, ya que era ondulado, suave y abundante. Sus ojos, grandes y de un café como la arcilla, tampoco estaban mal; su piel tenía un tono cremoso y canela; sus labios no podían ser más perfectos. Sin embargo, si no se arreglaba con esmero, era simplemente un chico del montón. De hecho, sus glúteos eran más grandes de lo que le gustaría que fueran, y en su opinión sus piernas eran demasiado largas. En contraste con muchos de sus amigos, bajitos y de constitución delicada y femenina, se sentía tremendamente desgarbado. Al menos la chaqueta de terciopelo gris le daba un aspecto algo mayor, y los ojos le brillaban de un modo inusual, probablemente por la pequeña travesura que estaba a punto de cometer. Una sonrisa sarcástica acudió a sus labios ante la palabra «travesura».

Hombres de Seúl.     TAEHYUNG  Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora