1. Forks.

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Amelia había salido del aeropuerto de Seattle al menos, hace una hora, y había tomado un taxi para llegar a Forks, un pueblo en el Estado De Washington, con una población de 3.120 habitantes.

Luego de unos minutos observó el cartel que daba la bienvenida al pueblo, y después de unas indicaciones al taxista este se estacionó en una casa pequeña pero bien mantenida, con una patrulla de policía parqueada en el garaje.

La casa del jefe de policía, Charlie Swan, su tío.

Agradeció al taxista y le pagó para después bajarse con su maleta y dirigirse a la entrada de la casa, tocó el timbre de esta y se escuchó una voz masculina musitar un "voy". Al pasar unos minutos el jefe Swan abrió la puerta encontrándose con su sobrina.

"Amelia... ¿Por qué no me dijiste que llegaste te hubiera recogido yo mismo" dijo mientras la abrazaba, Amelia como pudo soltó la maleta y le devolvió el abrazo con fuerza, aspirando su aroma.

"No quería que te preocuparás más" musito en el pecho de su tío "te extrañé tanto, tío Charlie"

"Y yo a ti pequeña" susurró el jefe besando la cabeza de Amelia para después apoyar su mejilla en ella "y yo a ti"

Si bien Charlie Swan no era una persona muy cariñosa, esa pelinegra de 1.52m era su excepción, el cariño hacía era tan grande que sacaba ese lado cariñoso de él.

Una vez se separaron del abrazo, Amelia tomó su maleta e ingresaron a la casa, subieron las escaleras y llegaron a la última habitación del segundo piso, la cual sería la habitación de Amelia.

La habitación era lo suficientemente espaciosa para ella poder moverse libremente, tenía un ventanal amplio con una perfecta vista al bosque, en el rincón derecho de la habitación se encontraba una cama forrada en sábanas grises y negras, al otro extremo había un caballete con un lienzo blanco y una mesa con pinturas de todo tipo.

"La he limpiado hace poco, sabía que como empacaste de apuro, no traerías tus cosas para pintar, me he tomado la libertad de comprarte algunas cosas, al menos, lo básico. También he dejado las paredes blancas, así podrás pintar lo que se te ocurra, si así lo deseas" hablo Charlie a sus espaldas, ella se giró para abrazarlo con una sonrisa enorme diciendo repetidamente "gracias" provocando la risa de su tío.

Después del abrazo Charlie la dejó para que ella pudiera desempacar y relajarse. Amelia sacó su celular y puso a reproducir swim de Chase Atlantic. Mientras la música sonaba por los altavoces de su celular, ella empezó a desempacar la poca ropa que tenía, acomodándola en el armario.

Luego saco su laptop, sus cuadernos y lápices de dibujo, y guardo todo en su sitio dejando la maleta vacía en menos de dos horas. No había empacado tantas cosas, teniendo en cuenta que no había mucho que empacar. Si todo resultaba bien en Forks, mandaría a traer las cosas que quedaron en New York, y buscaría un lugar dónde vivir.

Tal vez empezar de nuevo, no era tan malo.

Tal vez empezar de nuevo, no era tan malo

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The other Swan| E.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora