𝓒𝓪𝓹 1: Menuda caída de bicicleta●

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"A veces, el mayor desafío es ser tú mismo en un mundo que intenta hacerte igual a todos."

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Oliver ⛸️❄️

Tengo a una chica besándome con ímpetu, debería sentirme bien, supongo.

Es guapa.

Pero como me ha ocurrido desde siempre lo único que siento es vacío. Siento sus labios, si, pero no más.

No hay chispa, no hay mariposas revoloteando, no me late el corazón a toda velocidad.
Nada, no hay absolutamente nada.

Si mal no recuerdo se llamaba Micaela, aunque, siendo sincero no me importa mucho su nombre, lugo de esto cada uno seguirá su camino y ya.

Es un beso, es uno para relajarse un rato hasta que el descanso terminase, pero igualmente no entiendo porque estamos en los vestidores.

Ella se separa y me dedica una sonrisa corta que no me molesto en corresponder, se acomoda la falda del uniforme y el cabello para luego despedirse con un gesto.

Mi vida se resume prácticamente a esto: fallar en mis calificaciones, enrollarme con alguna chica en los recesos, practicar para el equipo de fútbol, y más en la tarde ir a patinaje sobre hielo, esta última actividad es la que realmente me importa, aunque nadie lo sepa.

La única que es consciente de eso es mi mamá, que me inscribió hace tres años.

En parte sigue dándome algo de vergüenza.

Un chico patinando, puf.

No quiero que mi estatus dentro del colegio baje, todo esta bien así.

Esta bien, a nivel superficial, claro.

Mi vida es un poco deprimente.

Siempre lo fue, nada nuevo.

Me levante de la banca, y salí de los vestidores para luego atravesar la cancha de fútbol.

El viento fresco me choca en la cara y lo disfruto.

Las clases ya comenzaron, soy consciente de ello, pero me importa un bledo.

-No puedes saltarte todas las clases -no giro a ver quien es porque se que la voz le pertenece a mi mejor amigo.

-Sí que puedo, mírame- giro mi rostro y le dedico una sonrisa de boca cerrada.

-Kenya sabrá que no estas en clases.

-¿Y?.

-Se preocupa por tí.

-Cierto, me olvide que eran novios.

Pongo un pie en el alambrado para pasar al otro lado pero me jala de la camiseta y me deja paradito en mi sitio.

-Ve a clases.

Enarque una ceja.

-¿Eres mi papá o qué? -solté un bufido -ni él se preocupa por mi, ¿por qué lo harías tú?-Veo como tuerce el gesto, no dice nada pero me abraza -¿qué haces?- susurro en un hilo de voz.

-Si tu padre no te quiere es su puto problema, porque yo si lo hago, ¿entiendes?- me pega en la cabeza- así que deja de hacer estupideces y vete al salón.

Asiento, me mira de reojo mientras avanzamos pero mantengo mi mirada al frente.

Se que está mal que me desquite con él, pero el agotamiento mental me está jugando en contra.
Estoy demasiado cansado de todo.

Y se que eso no justifica nada.

Pero aún así, sigo dañando a la única persona que me quiere tener a su lado.

Punto De QuiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora