𝓒𝓪𝓹 15 : Envidia, ajá

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"El que no conoce la historia está condenado a repetirla."
— George Santayana

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Cade 🎶🎮

-¿Qué quieres comer? -separe la mirada del póster enorme que anunciaba la película que tenía ganas de ver desde hace muchísimo.

De pronto me dan ganas de arrancar el cartel y pegarlo en mi pared.

No sería una mala idea, obviando el hecho de que nos metan a la cárcel.

Es un trozo de papel, no nos van a arrestar por esa tontería.

La plata también es un trozo de papel.

Touché.

-Cade.

-¿Mhm? -entrecerre los ojos intentando acordarme que me había preguntado pero no llegué a ninguna conclusión.

-¿Te apetece pororó o papas fritas?.

Negué.

-Sigo lleno de la merienda -esboce una sonrisa.

-¿Qué hora es?.

Prendí el móvil, faltaban diez minutos para que comience ma película y aún así no nos dejaban entrar.

-Faltan diez minutos.

Una chica que rozaba los treinta estaba lidiando con dos chicos para evitar que entren a la sala, mientras ellos la insultaban.

Fruncí el ceño y tire del borde el buzo de Bautista para que me mirará.

-Allá -volteo la cabeza hacía la izquierda -tenemos que hacer algo, la están tratando fatal.

Él no dudo ni dos segundos en acercarse, y yo lo seguí por detrás.

Los chicos pueden hacernos trizas si quisieran, así que mejor nos quedamos a un costadito.

Si vamos al caso, Bautista da más miedo que esos dos juntos, por eso cuando se acerco y hablo con la chica su rostro paso del nerviosismo provocado por los pesaditos a la tranquilidad.

Porque no paso ni un minuto antes de que se alejaran y la dejaran en paz.

Quiero ese poder.

Tenemos uno, el de huir cada que la situación se vuelve complicada.

Finjamos que nos enorgullecemos por eso.

Peor es nada.

Prefiero la nada.

Se despidió de ella y me paso un brazo por los hombros para que lo siga.

¿Por qué aguantas la respiración?.

Tenerlo tan cerca me ponía nervioso, dijo algo que no entendí.

Estaba concentrado tratando de tranquilizarme pero el hecho de sentir perfectamente que perfume traía no ayudaba, en absoluto.

Su cabello me rozó la oreja cuando volteó su cabeza para entregarle nuestras entradas al tipo que estaba junto a la sala de cine.

Solté una bocanada de aire cuando se separo levemente para avanzar por el pasillo, cuando creí volver a tener el control de mis nervios me tomó por la muñeca.

Me atragante con mi saliva y comencé a toser, me miró alarmado y me dió un par de palmaditas torpes en la espalda.

Que tierno.

Punto De QuiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora