Capitulo 3: Entre sueños

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GIA

La mañana es serena, el bosque respira con un frío aire vivo, y sus hojas de otoño caen volando en una dulce danza al compás de su respirar, todo es tranquilo en este lugar, se percibe el calor de un hogar, pese a que ya el frío a empezando a brotar su andar.

Doy pasos lentos disfrutando a mi alrededor, amo el bosque, amo sus raíces y amo mucho más su lenguaje, es increíble como al sentir cada fibra de tierra en mis dedos me transporto a un lugar  mágico, de libertad y consuelo.

Cierro mis ojos y comienzo a sentir todo a mi alrededor, percibo el aroma de la tierra en el bosque. Ese olor a pino que me invade los pulmones con cada respirar se queda impreso en mí, escucho las plantas moverse y como sus hojas de otoño  se despiden de la corteza con mucha suavidad, siento como el viento deslizar su andar sobre mí con la intención más íntima de  darme un  abrazo sincero.

Abro mis ojos suavemente al notarlo, ahora me encuentro acompañada, frente a mí está una pequeña niña de ojos color café, piel morena, de larga cabellera ondulada, y consigo, lleva puesto un hermoso vestido rosa y unas enormes joyas en su diminuto cuello, siendo estás mucho más grandes que la pequeña, sus ojos son inocentes y me da una sonrisa dulce al mirarla, como si sonreír con pureza fuera solo digno de admirar. Y de repente lo noto, soy una pequeña niña, al igual que ella, juntas en un bello bosque, respirando su pureza, mi mano es tomada con rapidez por ella para que corramos juntas, sin saber a dónde vamos o  a dónde parar la sigo sin más. Como si de eso se tratase, sin un final, solo correr y ya, solo ella y yo, ella y yo; para cuando detenemos nuestro andar ella toma mis manos para jugar, las juntamos haciendo círculos con velocidad y sin parar, cuando caemos por las veloces vueltas ella me muestra un lado más dulce de sí, sonríe con tanta facilidad y sin control "Ella luce feliz" y por alguna razón me contagia su felicidad, no puedo dejar de reír junto a ella, como si nada más importara. Como si solo fuésemos ella y yo en este mundo, ella y yo.

Descalzas y sin preocupación alguna, danzamos en el bosque, dibujamos infinitos de gratitud en la tierra mientras cruzamos nuestros bailes de extremo a extremo. Damos vueltas y reímos, tomando nuestras manos y soltándolas. No puedo evitar querer estar aquí por siempre, el sentimiento de alegría aquí permanece "Es realmente hermoso aquí, no me quiero ir"Doy vueltas y vueltas disfrutando de mi alrededor, se siente tan limpio, tan lindo, tan puro y tan libre que no quiero dejar de girar, pero para cuando lo noto ella ya no está.

Observo mi alrededor y estoy sola nuevamente, con un sentimiento extraño en mi pecho "¿Es esto tristeza?", sí, eso siento. Un vacío abrumador nuevamente. Empiezo a caminar en el bosque con la esperanza de volver a verla, pero no la encuentro, tomo asiento en el piso con intenciones de llorar. Juré no hacerlo, no llorar nunca más, pero me siento tan triste y sola que no puedo evitarlo, cuando me intento acurrucar entre mis rodillas, la veo, el hermoso vestido rosa de la niña se encuentra a lo lejos, me pongo en pie al instante siguiendo su espalda con la intención de tomar su mano nuevamente, pero esta se aleja más dejándome atrás. Y sin siquiera pensarlo, la niña desaparece, otra vez. Ya no está, ya no puedo ver su hermoso vestido, ni su larga cabellera castaña, ya no podré volver a tomar su mano, no la encuentro, doy vueltas y vueltas buscando por el bosque. La llamo, camino, corro, pero no la encuentro. Volteo a mi espalda en el instante que escucho a un pequeño sollozar.

- ¿Alguna vez quizás pueda ser feliz?

Un niño pregunta acurrucado a los pies de un árbol escondiendo su rostro entre sus rodillas, escucho sus sollozos mientras observo su pequeño cuerpo temblar, decido acercarme al niño para ver que sucede, pero mi cuerpo se mueve corriendo a esconderse al escuchar algo llegar, o mejor dicho "alguien" Es un niño un poco más grande que él y se acerca con pasos firmes y elegantes. A su espalda se encuentra otro niño de cabello blanco, con una actitud mucho más imponente que el que lo acompaña "algo no se siente bien" puedo percibirlo, ambos niños son idénticos, son cómo el mismo reflejo de un espejo, sin embargo, su cabello y su aura es distinta "Nada aquí se siente bien", en estos momentos solo soy un espectador, esperando a ver qué sucederá con el pequeño niño en el piso.

Heredera del fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora