Capitulo 2: Reflejo

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GIA

La mayor parte de mi vida siempre pensé en las mañanas como una nueva oportunidad de vida, una razón más para disfrutar de cosas bonitas con las que siempre estuve rodeada, no sé si eran los rayos de sol empezando a iluminar todo el bosque o era los pajaritos cantando con deleitables sintonías matutinas ¿Era quizás la aldea despertando? ¿O era ese sutil olor a pan recién horneado el que me motivaba en las mañanas? ¿Eran los nuevos recorridos por el bosque? ¿O eran los nuevos descubrimientos de botánica que me motivaban al despertar? No, lo que realmente me motivaba a despertar por las mañana era estar con mi madre, despertarme en las mañanas y ver cómo disfrutaba de toda pequeña cosa aun con su pesada vida cómo Bîäbîä en la aldea, pasábamos tiempo juntas y éramos tan unidas, nuestro vínculo nunca tuvo problemas, aun con nuestras diferentes personalidades ella siempre me respetó y me admiró, a pesar de que yo siento que no haya nada para admirar, lo único que yo siempre quise es ser una pizca de lo que ella fue, una mujer valiente y fuerte. Sin ella a mi lado ¿Qué debo hacer? ¿Quién me guiará? ¿Cómo me pondré de pie sin ella para apoyarme? Buena pregunta, sin duda ahora no tengo nada de eso, ahora solo siento dolor, ya no huelo pan horneado, ahora lo único que puedo oler es un insoportable aroma dulce, ya no oigo a mi aldea al despertar, ahora solo escucho a dos extraños hablar entre sí esperando a que me despierte, ya no tengo a mi madre ¿Ahora que tengo? La respuesta a eso es nada

¿En qué situación me encuentro ahora mismo? ¿Qué debo hacer para proceder? Todo mi cuerpo se siente pesado, siento náuseas y no he sido capaz de mover ni un solo músculo por culpa del dolor tan insoportable que recorre todo mi cuerpo ¿Acaso quien me revisó no era un doctor? ¡¿Por qué diablos duele tanto?! Sin duda alguna en mi aldea me hubiesen hecho una terapia con fuego o puesto un ungüento de hierbas Terramitas y yo no estaría tan adolorida, estaría libremente caminando por los bosques viviendo mi reposo.

- ¿Qué cree que hacía esa chica en el bosque come hombres?- La voz grave de la mujer en el bosque logra sacarme por completo de las preguntas sin fin en mi cabeza, sacando a relucir la curiosidad, en cambio.

- Sabrán los dioses la razón - Dice suspirando el hombre que la acompaña - Jamás había escuchado a nadie salir con vida de ese bosque.

- ¿Por qué entraste Willas? Eso fue demasiado arriesgado, ¡es el bosque come hombres!

- No lo sé... mi cuerpo solo se movió en contra de mi voluntad, en el momento que escuche los gritos pidiendo ayuda cabalgué sin control alguno - suspira con pesadez nuevamente - Yo solo, no pude evitarlo.

¿De qué gritos habla? No recuerdo haber gritado por ayuda en ningún momento, eso es extraño.

- De todas formas le salvó la vida, por favor, no vuelva a poner su vida en riesgo de esa manera - escucho como se pone de pie como si se estuviera acercando a él - mi trabajo es mantenerlo a salvo.

- No pudiste contenerte, ¿verdad? Tenías que volver a ser formal conmigo Pía.

- ¿Se encuentra bien? - dice en un tono burlón la joven a mi espalda - ¿En serio no se te ocurrió una línea más creativa para decirle a una mujer desangrandose?

- Cállate - ríen juntos - ¿Qué haremos con ella? - mi cuerpo se tensa aún más al escuchar esas palabras, madre me dijo que no confiara en nadie, sin embargo, nada de esto estaba en mis planes.

- ¿Sabe que con salvarle la vida fue más que suficiente? Willas ¿Por qué esperar a que despierte?

- Soy curioso, no dejo de preguntarme por qué entró allí, quiero saber la historia.

- Eso realmente no importa, quizás solo intentaba morir y se arrepintió al último minuto.

- No creo que sea eso Pia, siento que es algo más... algo mucho más.

Heredera del fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora