Capitulo 1: Recuerdos de nostalgia

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GIA

Gotas de lluvia resuenan en el bosque y el olor de árboles mojándose me recuerdan a la inmensa alegría que traía la lluvia en la aldea, niños corriendo y bailando bajo la lluvia con los pies empapados, sintiendo la inmensidad de la tierra.

Mi madre amaba las maravillas de la naturaleza, ella era una mujer que sentía con tanta intensidad que te transmitía su empatía y te enseñaba a cuidar todo aquello que una vez los dioses nos compartieron, su poder era tan inmenso que yo siempre creí que ella misma era una bendición que los dioses también nos dieron, sin embargo, como una espada de doble filo... se ha vuelto mi mayor castigo.

Quisiera pensar que el olor de la lluvia es más fuerte que el humo y la carne quemada, pero no es así. Un punzazo en mi bajo vientre y unas ganas de vomitar se apoderan de mí, pero no puedo parar, no debo, no puedo dejar de correr, no puedo ser atrapada y dejar que ellos me consuman.

En mi mano sostenía lo que serían las últimas palabras escritas de mi madre en una carta, "encuentra a Borgoni, dale el prendedor que una vez fue robando, él es la clave allá afuera, no confíes en nadie mi pequeña Fkaëcommïâ, tienes que sobrevivir" Me dijo Fkaëcommïâ, significa guerrera en el antiguo Kathras, me duele de solo saber que jamás volverá a llamarme así, jamás volveré a escuchar mi nombre con su voz, nadie  jamás podrá pronuncia mi nombre con amor nuevamente.

En mi corazón siento un calor abrumador y una pesadez insoportable, pero no puedo parar, mi objetivo está afuera de este bosque y debo llegar a ello, encontraré a ese hombre y él tiene que ayudarme, no puede darme la espalda porque a través de él lograré vengarme. Lo haré por mi madre, por mi aldea, por el fuego que una vez fue entregado, juro que los haré pagar, juro que me volveré más fuerte y los haré arder hasta que no queden cenizas, hasta haber escuchado sus gritos y verles de rodillas suplicando perdón, para así por fin vengar a los que sufrieron y ardieron en vano.

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Después de 15 días caminando y sobreviviendo  al bosque del oeste que conecta la naturaleza con el territorio de Borgoni, estoy a un paso de llegada, no pensé que me tomaría tanto tiempo, pero subestime al zzïâfïâ Pakäbrmco, mi madre siempre me contó cómo se alimentaba de todo aquel que pisara la tierra convirtiéndolos en bestias y  asegurándose que estos no volvieran a salir jamás. Al pasar de los años siempre creí que eran solo historias que nos contaban a los niños de la aldea para nunca acercarnos, pero con lo que he visto aquí no me cabe duda que les estoy agradecida por esas historias, este bosque es peligroso y no me sería posible sobrevivir si no fuera por los mapas que una vez mi madre me obligó a memorizar para mis entrenamientos, en todo caso, solo deja en evidencia de que ella siempre lo supo, siempre supo que tendría que escapar, siempre lo supo y no me advirtió de nada.

Sin detener mi andar  sigo caminando con estas botas pesadas que hacen que mis pies duelan, sigo mi camino hasta que pueda lograr ver una pradera de flores rojas, por más que sienta que no acabo sé que estoy cerca, puedo sentirlo y escucharlo, no estoy lejos, sigo caminando hasta detener el paso, ya que gracias a los dioses por fin lo veo de lejos ¡el prado! Está cubierto de unas hermosas flores rojas que bailan con la suave guía del viento haciendo que se muevan delicadamente. Respiro, me doy palmitas en mi hombro y me grito internamente  que lo logramos, fue un viaje largo y lo único que quiero es encontrar a ese hombre, dando final a mi felicitación interna, me decido a avanzar, pero mis pies no se mueve, veo inmediatamente al suelo y estos ya tienen compañía. Mis pies fueron envueltos por gruesas raíces tirando fuertemente de mí tragándome nuevamente hacia el interior del bosque, mientras este sigue dándome un paseo nada gentil por el suelo, yo busco con todas mis fuerzas sostenerme de algo, cualquier cosa que detenga su halar, pero no tengo éxito alguno, esto no anda para nada  bien, sin idea de a dónde me lleve logro deducir rápidamente el objetivo... ¡Quiere partirme en dos! Me está guiando a mi muerte sin retorno ¡Me guía hacia un enorme árbol! por un momento de claridad dirijo mis manos al bolsillo donde tengo mi navaja "Perdóname guardianes del bosque ustedes me obligaron a hacer esto" con mi mano libre me agarro de la parte baja de mi rodilla esforzándome para mantenerme cerca de mis pies y con la otra agito la navaja para que esta saque su cuchilla, empiezo a cortar lo que es una raíz bastante poderosa una y otra vez, mi intento de cortar se hacía más rápido cuanto más me acercaba,  pero como si no fuera suficiente este suelta mis pies antes de llegar al árbol logrando que de vueltas por él todo el suelo.

Heredera del fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora