- C-Callate, tenemos que concentrarnos en la misión - Con las mejillas sonrojadas, una joven de cabello negro trataba de evitar la mirada de un rubio el cual trataba de verla a los ojos con una sonrisa en su rostro
- JAJAJAJA, te he dicho lo linda que te ves enojada? - Se burló un poco, sabía que podía enfadarla más y eso le encantaba
- No me veo linda enojada - Respondió volteando los ojos, pero aún con sus mejillas rojas
- Claro, lo que tú digas - Respondió riéndose y jalándola del brazo, antes que ella pudiera hacer algo la envolvió en un abrazo, la chica solo cerró los ojos, sintiendo el calor de aquel abrazo, deseando que fuera para siempre
En una de las tantas casas de la ahora moderna Aldea de Konoha, los rayos de sol entraban por las ventanas de una gran casa ubicada al norte de la aldea, en la cual se encontraba durmiendo una linda chica de cabellos azabaches, la luz del sol matutino golpeaba su rostro, el cual se notaba un tanto marcado, quizás debido a la falta de sueño.
Después de un rato de tratar de esconderse del
sol, se dispuso a levantarse de la cama, el día era hermoso, pero desde la desaparición de su amado, ella no sentía que ningún día fuera especial.Al abrir los ojos, su primer pensamiento fue el, como de costumbre, recordó ese sueño sobre el que había tenido esa misma noche, que más que un sueño, era un preciado recuerdo que tenía de su época de genin, cuando disfrutaba diariamente de poder estar con él en tanto en las misiones como en las actividades de equipo.
Dio un suspiro, tratando de sacar la nostalgia y el dolor que esta traía consigo cada vez que recordaba aquellos ojos que tanto le gustaban, pero era inevitable, todo lo que ella queria escribir una historia con el, quién diría que el destino les quitaría el papel y el lápiz para poder hacerlo.
Después de sacar esos pensamientos acerca de Boruto de su mente, o al menos intentar hacerlo, se levantó de la cama con dirección al baño, tomaría una ducha para después proceder a vestirse y emprender camino hacia la oficina del Hokage a ver si había algún encargo o algo por el estilo.
Al entrar en la ducha, se sentó en el piso dejando que el agua caliente cayera sobre su espalda, recordando una y otra vez aquel recuerdo que había visualizado en sus sueños la noche anterior, fue cuestión de tiempo para que aquel dolor fuera escalando por su garganta hasta convertirse en aquel famoso nudo, trayendo consigo, la primera lágrima del día.
Después de haberse arreglado, partió hacia la oficina del Hokage como solía hacer todos los días, en el camino, no pudo dejar de pensar que quizás hoy fuera el día donde por fin llegué a la oficina y lo vea a él, sentado, hablando con su padre.
Ella no era una persona muy amorosa, pero él se había ganado por completo su corazón, a pesar de que peleaban como niños pequeños por muchas estupideces, era parte del encanto que tenía el, siempre después de una pelea sin sentido terminaban sonriendo como si nada hubiera pasado.
Siguió su camino hasta llegar a la oficina del Hokage, notó que había mucha menos gente de la que generalmente estaba ahí así que sospecho que quizás estaban en un operativo importante o algo por el estilo.
- Disculpe, puedo pasar? - Con delicadeza, Sarada abrió la puerta de la oficina del Hokage, después de haber tocado unas cuantas veces sin recibir respuesta alguna
- Oh Sarada, eres tú, si tranquila, pasa - Respondió el Uzumaki mayor, su rostro se veía notablemente demacrado, eso entristeció un poco a la Uchiha, después de perder todo rastro existente o pista sobre el paradero de Boruto, se empezó a rumorear que el Hokage prácticamente no comía, no dormía y no hacía nada más que investigar, por su puesto como Hokage y encargado de la aldea se le hacía imposible salir a recorrer el país del fuego en busca de su hijo, lo cual llevó a que con el pasar de los años, adquiriera una apariencia digna de un sobre explotado laboral. A pesar de los esfuerzos de Naruto por verse optimista y positivo ante la sociedad, su apariencia hablaba por sí misma.
ESTÁS LEYENDO
Sol y Luna | BoruSara
FanfictionEl era su sol, ella era su luna, así fue hasta que una tragedia los separó Ella tenía 14 cuando él se fue. Él tenía 15 cuando desapareció sin dejar rastro Ella rogaba a todas las estrellas fugaces volverlo a ver El tenía vagas visiones de una ch...