III

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Caminando por la vasta senda boscosa, donde la espesura de los árboles comenzaba a fundirse con el crepúsculo. A su alrededor, las primeras señales de vida nocturna despertaban en forma de luciérnagas, cuyos destellos titilantes parecían anunciar la llegada de la noche como si fueran las centinelas etéreas de un ritual, trazando un arco luminoso en el aire.

Los demás jóvenes, impelidos por la urgencia, se dispersaban en pequeños grupos, como hojas llevadas por el viento. La excitación en el aire los hacía precipitarse hacia la profundidad del bosque, donde esperaban encontrar la presa que validaría su existencia ante los ojos de la tribu.

Jungkook, por su parte, caminaba con calma, a su lado, Jimin lo acompañaba codo a codo, compartiendo esa sonrisa tranquila y confiada. Sus pasos, deliberados pero sin prisa, parecían marcar un ritmo distinto al de los demás, como si ya hubieran hecho las paces con el desafío.

―Ya todos se han dispersado, huyendo como bestias acuciadas ―comentó Jimin en un susurro, sus ojos escudriñando los rayos de luz que aún envolvían el bosque―. Solo tengo un arco y un puñado de flechas; no creo que sobrevivamos la noche de esta forma, mi habilidad se limita a la velocidad para escapar.

Jungkook, manteniendo una expresión enigmática, asintió con la cabeza, sus labios esbozando una sonrisa burlesca.

―Dejemos que se apresuren ―respondió con una voz baja―. Aquellos que corren sin estrategias suelen caer en las trampas de su propia impaciencia.

Jimin dejó escapar una risa tenue, un sonido etéreo tan delicado como el susurro del viento que se desliza entre las ramas de los árboles.

―Siempre tan filosófico, ¿eh? ¿Tienes acaso tú una estrategia? ―replicó con una chispa irónica que iluminaba su tono―. A veces me pregunto si te tomas esto demasiado en serio. ¿Y si Hania, en su afán de superarte, estuviera maquinando algún plan para aniquilarnos de alguna forma?

Jungkook inclinó ligeramente la cabeza, una sonrisa sutil y casi imperceptible jugando en sus labios mientras se reía suavemente.

―Deja de atormentarte con pensamientos innecesarios, hyung ―respondió el azabache con un tono calmado y sereno―. No tiene el carácter para idear semejantes cosas. Su comportamiento ruidoso y visceral revela mucho más sobre sus verdaderas intenciones que cualquier plan elaborado que podría concebir. Déjalo en mis manos.

Mientras avanzaban por el sendero serpenteante, el crepitar de las hojas y el susurro de los arbustos arrastraban una serie de ruidos que provocaron que Jimin se estremeciera y se refugiara instintivamente detrás de Jungkook.

―¿Y si un lobo decide atacarnos? ¿También tendré que dejarlo en tus manos? ―preguntó Jimin, su voz revelando una mezcla de ansiedad, mientras sus ojos inquietos buscaban en la lejanía algún indicio de amenaza inminente.

Jungkook, con un gesto que denotaba un leve escepticismo y cansancio, giró los ojos en una expresión de exasperación.

―La Gran Madre siempre me enseñó a sintonizar con los espíritus del bosque, a dejarme guiar por sus señales, eso nos podría ayudar ―respondió Jungkook, adoptando un tono algo teatral y grandilocuente, como si intentara infundir una dosis de confianza en su compañero mientras añadía una capa de dramatismo a sus palabras.

Jimin, intentando mantener un atisbo de humor para calmar sus nervios, replicó con un dejo de ironía y una ligera risa nerviosa.

―No incluyas a los espíritus en esto. No tengo ganas de que un fantasma me persiga y me atormente durante toda lo que queda de la noche ―dijo, intentando restarle importancia a su miedo mientras su tono se tornaba en parte burlesco y aprehensivo.

THE DREAMCATCHER | KOOKV FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora