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¿No podría haber un mejor momento y lugar para tener esta conversación? Nunca iba a haberlo y esperarlo solo dejaría pasar la oportunidad, permitiendo que se desvaneciera en la oscuridad junto con otras oportunidades que habían sido víctimas de la vacilación y la duda.
Recostarse sobre la hierba primaveral, sentir la suave brisa acariciar tu piel, disfrutar de la tranquilidad: en momentos tan raros como estos, uno no puede evitar ser egoísta y querer que nunca termine. Al mirar las nubes que pasaban, evocaban tus deseos más profundos escondidos detrás de estas formas ambiguas.
"Es curioso", comenzaste, llamando su atención, "que los remolinos en constante cambio puedan despertar tanta imaginación".
Mirándote, volvió su atención al cielo. "Dime que ves."
Con un suspiro de satisfacción, comenzaste con una sonrisa: “Veo dos personas. Uno de los cuales se aleja cada vez más del otro. Intentan seguir el ritmo para no perderse entre la bulliciosa multitud, pero cada vez es más difícil no perderlos de vista. Justo cuando están a punto de perderse, el que está delante le ofrece la mano, acercando al que se estaba quedando atrás”.
Mirando las formas esponjosas que cubren el cielo azul, las escaneó mientras hablabas, con la esperanza de encontrar ese par especial que te había llamado la atención. “¿Cuáles son?”
"Son los que tú quieras que sean, de verdad".
Frunció el ceño tratando de concentrarse en esas dos nubes especiales a las que quizás estabas haciendo referencia, pero se sintió un poco decepcionado cuando no se destacaron de las demás. "Todos me parecen iguales".
"A veces sólo hay que confiar en que ellos están ahí, ofreciéndote esa mano". Con eso, tu mano encontró la suya, un toque suave que contenía tus miedos y deseos más íntimos. A pesar de los temblores que temblaban por todo tu cuerpo, diste ese acto de fe, porque sin riesgo no podría haber resolución.
Los latidos de tu corazón golpeaban contra tu pecho apretado, mientras esperabas una respuesta, cualquier cosa que dejara en claro cuál era tu posición con él. Después de un momento de silencio, entrelazó sus dedos con los tuyos, infundiéndote una sensación de serenidad. Tus preocupaciones desaparecieron con la siguiente ligera brisa, permitiendo que creciera el floreciente amor que tenías por él.
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-Perdi la cuenta de tumblr de este one shot, si alguien la sabe avisenn.
