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◝ ‿ —Ryomen —lo llamaste suavemente, casi en broma. Sus ojos se entrecerraron y juraste haberlo oído: el gruñido bajo y retumbante que emanaba de lo más profundo de su pecho. Sin embargo, no era un gruñido de ira. No, era algo más, algo casi… de satisfacción.
—¿Por qué siempre haces eso? —preguntaste, inclinando la cabeza con curiosidad. Su gruñido se hizo más profundo, el sonido se parecía al ronroneo de un gato, bajo y posesivo. No respondió, por supuesto. Sukuna nunca respondía a tus preguntas directamente. Pero la forma en que sus ojos se suavizaron, solo un poco, te hizo darte cuenta de que esta temible maldición, el Rey de las Maldiciones, estaba ronroneando por ti.
Te acercaste un paso más y extendiste tu delicada mano para rozar su brazo tatuado. El gruñido se hizo más fuerte y vibró a través de las yemas de tus dedos. "Te gusta el sonido de mi voz, ¿no?" susurraste, casi con asombro.
Los ojos de Sukuna brillaron con un poder carmesí y su sonrisa se hizo más amplia. —Ten cuidado, niña —murmuró con una voz peligrosamente áspera—. Podrías empezar a pensar que soy manso.
Pero el gruñido persistió, y mientras estabas allí, supiste que habías domesticado algo dentro de él, algo oscuro y retorcido, pero innegablemente tuyo𓈒 ꒱ა
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...... Créditos:
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