"No, no tengo hambre. Terminatelo tú" había dicho aquella noche mientras le tendía mi plato a medio terminar.
Tenía hambre. Demasiada de hecho.
Pero entregue mi plato.
¿Por qué?
Quizás porque siempre escuche la voz de mi madre diciendo que esa era la tarea de una mujer. De una madre, de una ama de casa. Que debía encontrar regocijo en dejarme a un lado y amar a los demás sin ningún límite.
La tarea de una mujer. Mi misión en la vida. Servir.
Y así lo hice. Serví, no me queje, acepte lo que me dieran. Insultos, golpes, caricias, amor, responsabilidades, tareas. Todo.
Pensando que así talvez llegaría a ser la mujer que debería ser. Una mujer amorosa, servicial, dispuesta a levantarse de la mesa sin terminar de comer para servir a los demás.
A cocinar mientras comía al mismo tiempo porque mi familia tenía hambre y, aunque yo también tuviera hambre, ellos eran la prioridad.
Pero, en vez de sentirme realizada, de sentir que el sacrificio me moldeo a ser una buena mujer, solo encontré el caparazón de una mujer.
Sin la guía de una madre. Siendo la figura materna de su hermano menor, teniendo por meses incluso años el peso de un hogar solo por ser mujer.
Me miré al espejo y en vez de ver una mujer agraciada, llena de vida y cualidades, solo halle el rostro pálido y demacrado de una mujer que no reconocía.
Me consumí por los demás, pensando que era mi camino en la vida.
Estoy cansada. Las ganas de gritar, dejar todo y simplemente comportarme como una niña pequeña y malcriada me llenan en noches frías sin estrellas como la de hoy.
¿Por qué tuve que aceptar este papel? ¿Por ser mujer?
No, quizás yo lo había asumido por mi propia cuenta, quizás fui yo quien se puso la soga en el cuello, la que pateo la silla y se dejó colgada en el techo.
Cuando me hacía cargo de mi drogadicta madre. Cuando decidí comportarme como una adulta a mis ocho años para sentirme vista y tomada en cuenta por mi madre, ¿fue allí cuando empezó?
"Fui yo."
"Fue mi madre."
"Fue la sociedad."
"Fueron mis hermanos."No lo sé.
Lo que alguna vez pensé que era la explicación de mis desdichas ahora no les hallo nada de sentido.
Estoy cansada.
Consumida y demacrada.
¿Por mi culpa? ¿Por la de mi madre?
¿Importa?
¿Que sentido tiene echarle la culpa a la gente o a mí?
Nada me regresara mi niñez,
Mi adolescencia,
Mi vida.
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Susurros del Corazón
PoetryBienvenidos a la aventura de mi vida narrada en un intento de poesía. Ponte cómodo y conoce mis sentimientos y secretos más profundos, espero que encuentres este viaje interesante.