Capítulo 2.

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Día 2.

Sam.

Ayer fue raro llegar a casa con un libro, mamá me miro raro como siempre que digo o hago algo inteligente. Extraño a papá.

La mansión gigante se siente vacía sin Tutt, Joseph, Katherin y Mike, todavía no ha regresado ninguno y ya es hora de desayunar, alguno debe de tener a Coco sino, estaría feliz de que volviera, los demás estarían esperandome en la mesa pero hoy es viernes, todos salen a correr, por los pretzels o a pasear a Coco, los viernes siempre entramos a las 09:00, así que todo se retrasa una hora en casa, hasta mi hora de salir a correr.

Mientras me baño pienso en la estupidez que hice mientras corrí: correr hasta la biblioteca para ver si Júppiter estaba allí, pero no lo estaba, de seguro, al igual que todos, piense que soy un idiota y por la manera en que me miro ayer no lo dudo y no sé como hacerle pensar lo contrario. En realidad no me importa lo que piensen los demás, solo mantengo las mentiras por mi mamá, pero en relidad, no quiero que Juppiter piense algo estúpido de mí, ayer cuando le roce la mano, me sentí bien, algo ligero pero ella se sintió incómoda y no me respondió cual era su nombre, lo cuál fue más incómodo para mí, pero yo buscaré la manera de no hacerla sentir así a mí alrededor.

Cuando salí del baño y baje a la mesa, todos me esperaban duchados y ordenados y me pregunte cuando tiempo había estado en el baño pensando, mientras todos se reían de mí. Tutt, la husky de 3 años que mi papá me había dado a mís 16 años, la quería más que nada,  me recuerda a mí papá, voleaba su colita de felicidad mientras me saltaba encima.

—¿Puedo saber de qué se ríen?— pregunte soltando una risa con ellos y sobando a Tutt.

— Que Katherin fue a llamarte al baño y tenías una cara— se rieron todos tres otra vez. Yo me les uní.

No respondí nada y me sente al lado de Mike, Tutt se hizo a mis pies.

Todos empezaron a contarnos como les había ido el día de ayer, mientras yo escuchaba, yo casi nunca hablaba. Mis hermanos son lo único que me queda y me quedarán siempre, todos nos llevamos bien desde que papá se divorció de mamá hace un año y medio, antes eramos un desastre, todos peleabamos con mamá, Joseph llegaba drogado cada fin de semana, Katherin se iba de fiesta y tenía sexo con cualquiera, Mike me engañaba con mis novias y yo bebía sin control, por otro lado, mi mamá se quedaba todo el día en la cama, pero ahora todos estamos bien, solucionamos todo, y mi mamá sale con sus amigas pero sale.

— Yo sospecho que Sam es gay— dijo Mike. —hace más de un año que no tiene novia—

—Que no tenga novia no significa que no tenga sexo— dijo Katherin

— No, tampoco tengo sexo— dije con una risita

— ¡¡OH!!— Gritaron los tres a la misma vez. 

Después todos nos fuimos para la escuela.

En clase de historia, como estúpido que soy, casi me atraganto con mi saliba cuando el profesor tomaba asistencia y yo holgazaneaba con mis compañeros, el profesor llamó a Juppiter, estaba en un rincón con Yess, las dos leían de un mismo librito, Juppiter se limitó a levantar la mano pero no alzo la mirada, mi resto de compañeros me ríeron de mí por atragantarme.

El resto de la clase, soy conciente de ello, solo la mire, ella se dió cuenta de que la miraba, Yess también. Yess se acerco.

— Dios, solo hablale, pero no la agobies mirandola de esa manera— me susurro.

Al final de la clase, al tocar la campana, fui al puesto de Juppiter pero ella salió casi corriendo, está evitándome. Así que me di por vencido de buscarla en la escuela.

Cuendo fui a la cafetería vi a Yess, Juppiter y una chica medio gotica sentada solas en una mesa cuando un pedazo de pan cayó en mi bandeja, me senté al lado de uno de mis compañeros.

— Ya te gusta una nerd— dijo Richard para toda la mesa. Todos se ríeron otro rato mientras comiamos.

Cuando llevábamos las bandejas y pasamos por la mesa donde estaba Yess, Juppiter y la otra chica, Jeff me puso un pie y yo me resbale y mi jugo le cayó a Júppiter y a Yess. Júppiter inmediatamente se levanto.

— Imbécil— dijo en casi un susurro y se fue con Yess.

Ya no sabía que hacer, yo quería que Júppiter no pensara mal de mí, pero todo lo que hago me hace ver más idiota aun. Pensé varias maneras para acercarmele pero sabía que ninguna funcionaría. Así que hice lo único lugar donde la podría ver sin que ella pudiera evitarme.

Cuando llegué a la biblioteca Juppiter estaba hablando por el teléfono y cayó una lagrima de su cara y fue el peor sentimiento de mi vida, se me cayó el alma a lo pies; ella colgó y yo me dirigí al mostrador.

— ¿Sabes dónde está la literatura de terror?— le pregunte un poco nervioso.

Ella se seco una lagrima y señalo un pasillo, un anaquel que decía "Terror" inmediatamente me sentí como estúpido por haberle para eso, pero era lo único que podía hacer para hablarle.

Estaba en el anaquel de historias de terror cuando llego un chico alto, flaco con unos cafés, Juppiter lo abrazo, él puso los cafés en el mostrador y la cojio de la mano y se sentaron los dos detrás del mostrador, sentí decepción, mucha.

Al rato de estar leyendo, cuando mire al mostrador, Juppiter me estaba señalando.





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Yo:

¡Hola! 

Espero que les este gustando la historia y que comenten y voten, sería de mucha ayuda.

Gracias.





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