El amanecer no había anunciado su presencia aún, la luna brillaba roja como como el ojo de un gato en la oscuridad. Yo corría inquieto. Tenía miedo. Llegué a un montículo de piedra en el cual me acurruqué y decidí aceptar mi destino. Respiraba forzadamente, mirando de un lado al otro con notable inquietud. En la inmensidad de aquel sombrío bosque reinaba un antinatural silencio: no se escuchaba el trinar de ningún pájaro ni el leve susurro del viento que levantaba las hojas caídas, que danzaban al unísono con el movimiento de moscas de anormal tamaño que solo buscaban algún cadáver putrefacto del cual alimentarse. El silencio se rompió debido al crujir de unas hojas secas y en lo único en lo que pude pensar fue en cerrar los ojos. El silencio volvió, y lentamente abrí los abrí. Entonces lo vi, a ese monstruoso ser aproximándose hacia mi de esa manera tan amenazante. El miedo me impedía reproducir cualquier tipo de sonido. Estaba paralizado. Entonces desperté. Estaba en mi cama, en mi habitación, en mi casa. A salvo. Mi madre entró anunciando el nuevo día con alegría y vio en mi cara una expresión completamente desencajada. Me preguntó si estaba bien con un tono de voz dulce y lo único que le dije fue que había tenido un mal sueño. Mi madre se fue de la habitación y miré por la ventana con un gran alivio. Entonces lo vi, a ese monstruoso ser aproximándose hacia mi de esa manera tan amenazante.
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Microrrelatos De Terror Y Fantasía
FantasíaDiferentes historias cortas de terror y fantasía.