Conmovidos gentilmente
Hipnotizados hasta el alma
Olas de emociones que explotan y bajan
En vals y sorpresas expuestas
Y hay una historia que se cuenta sin hacerlo
Que se siente sin mirar
Que vibra a través de la superficie de la piel
Espirales de inicio a fin
Cuerdas tensas y ruidosas que se deslizan por los hombros de la vida
Del arte en música
Y las llamadas se extienden como buscándose entre sí
Pérdidas e inconscientes
En mundos ciegos, porque está pasando una catarsis, un tsunami, el big bang en esta colisión sonora que invade hasta lo profundo, hasta la última nota que queda por tocar dentro del pecho
Dentro de la inconsciencia despierta que escucha cada nota
Magnífica incertidumbre
Que azota las puertas cellos, arpas y violines melancólicos
Deseosos por ser escuchados
Impertinentes en el escenario
Doblegándose a todo ritmo
Que los agita, calma y toca.
Todo tan clásico
Cuál tormenta que azota a la tierra y deja un rocío de auroras frías llenas de vida
Arrancando alientos ajenos
Rugidos y estruendos de pasiones frescas
Homenajeando al silencio
Al ritmo
Al sentir
A todo aquello que nos traspasa sin que duela
Todas esas sensaciones hundidas en emociones inexplicables pero claras para el espíritu
Acercándonos más al mundo invisible del sentir que está silenciado y olvidado.
A esas armonías y desniveles que tanto juegan con el amor
Seducciones negras en matices de acordes coordinados
Dedos fanáticos que perturban a cuerpos perfectos
Buscando en ellos arte profana que el paraíso añora
Desde sincrónicos movimientos que pasean en medio de artistas
Llevándolos al placer exhaustivo
Fiodorovna.