Día 4: Love Lenguaje

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Angel jugueteaba nervioso con sus dedos. Veía a Alastor reír y contar chistes, rodeado de todo el mundo en aquel lugar. Él tenia esa magia. Era atrayente y cautivador, así como peligroso.

De pronto, sus miradas chocaron.

Ningún gesto en el cambio. El mismo tono de voz, el mismo semblante, pero aquella penetrante mirada sabía que solo era para él. Para nadie más.

Vio como sus labios se curvaron en una sonrisa más familiar. Una que solo era para él. Fue solo un segundo, pero le basto para sentirse incluido. Aunque estaba lo suficientemente lejos como para que nadie notara su presencia, Alastor lo hizo. Le veía atentamente. Y cuando varios más vieron hacia donde él veía, Alastor atrajo rápidamente su atención de regreso.

A Alastor no le gustaba compartir.

Eso era algo que tenía bien claro desde hace mucho. Por algo había destruido a Valentino, para tenerlo solo para él. No había demonio en ese infierno que pudiera tocarle ahora. Alastor se había quedado con los contratos de Val y se los había cedido a él.

Ahora era un overlord al igual que Alastor, pero ese titulo sabia le quedaba aún muy grande.

Tanto poder sin saber qué hacer con él.

Claro que había reformado la industria del entretenimiento para adultos, lo había hecho mas llevadero para los participantes, por lo que sus contratos estaban a gusto trabajando para él. Los V's restantes lo dejaban trabajar a sus anchas, después de todo, no querían problemas con Alastor. Aunque aún sentía el resentimiento de Vox cuando se lo cruzaba por la torre. Pasar de ser un esclavo sexual al dueño y señor de toda esa área del entretenimiento era un salto que jamás pudo haber dado sin Alastor.

Le debía tanto y no sabia de que forma pagarle.

Alastor era había sido muy claro y directo con lo que quería desde un inicio.

Le dejo bien claras sus intenciones cuando profeso su amor años después de conocerse por primera vez. Había resultado tan extraño para él que lo había rechazado pensando que era una broma cruel de su parte. No obstante, Alastor cumplió con su palabra cuando dijo que lo cortejaría.

Durante semanas le llevo flores y chocolates, le sorprendió con una taza de café lista por las mañanas o una caja de aspirinas. Le espero en la entrada del hotel para escoltarlo hasta su cuarto cuando llegaba a altas horas de la noche. E inclusive se había tomado la libertad de ingresar a su habitación solo para dejarle el desayuno en la cama cuando no podía levantarse de ella.

Para Angel, era como un sueño ser tratado así por uno de los demonios mas sadistas del infierno. Conocía su reputación, sabía de lo que era capaz, había visto lo mucho que Husk le temía y por eso se sintió culpable cuando sus sentimientos por el comenzaron a tornarse románticamente. Sentía que le debía lealtad a la amistad que tenia con Husk, pero Alastor era tan detallista y atento, que lo hizo caer en sus garras.

Con miedo, cuando Alastor se le confeso varios meses después, acepto salir con él. Al hacerlo recordo cuando fue engañado por Valentino. Y como termino atado a él durante décadas. Sin embargo, todo fue diferente con Alastor. Esos hermosos detalles por las mañanas y por las tardes no cambiaron. Por el contrario, descubrió que Alastor podía ser aun mas atento, teniendo el permiso de hacerlo.

Y todo eso culmino en una tarde donde Alastor transmitió por todo el infierno la derrota de Valentino. Aun recordaba sus piernas temblando delante del radio. Como las manos de Charlie y Vaggie lo mantuvieron en pie cuando la sonora carcajada de Alastor hizo eco en la habitación en la que estaban, dando por terminada la transmisión para inmediatamente materializarse delante de ellos con la cabeza cercenada de Valentino en su mano derecha. La sangre de este por su rostro y traje. Alastor le había extendido la cabeza sin dejar de sonreír con aquellos ojos ennegrecidos por su poder que mantenía activo.

Ángel temió de él. Tembló por su presencia, pero su emoción de verse liberado pudo con su sentido de huida. Alastor le había liberado. Había hecho lo que nunca nadie en el pasado que profeso su amor por él se atrevió. A dejarlo libre del yugo de Valentino.

Poco después de ese incidente, Alastor le cedió el poder que ahora tenía. Dejándolo en su posición actual. Como una de las parejas mas poderosas en el infierno. Asegurándose de ese modo, que nunca nadie más volviera a ponerle una mano encima, estuviera presento o no.

Ángel miro a sus manos de nuevo.

¿Qué había hecho él por Alastor? Nada.

Solo había recibido todo de él, sin dar nada a cambio.

No sabia que hacer para compensar todo lo que había hecho por él.

—Te noto muy pensativo —Angel entonces elevo la mirada y encontró la sonrisa de Alastor, antes de ver a sus ojos. La calidez con la que lo veía, derretía su corazón—, ¿te gustaría recorrer la ciudad?

Ángel sonrió.

—Si, creo que necesito algo de aire —el resto de demonios al notar su presencia se disiparon. No era que le tuvieran miedo, pero ahí abajo solían pensar que era igual a Valentino. Y eso a veces lo hacía enojar.

—¿Qué te tiene frunciendo el ceño de esa manera? —pregunto cuando salieron de aquel lugar, con Angel tomado de su brazo izquierdo.

—¿En serio lo hice?

—Lo juro —rio acercándolo un poco más a él—, ¿ y bien?

—Alastor, ¿Por qué sigues conmigo?

—¿A qué te refieres?

—Quiero decir, he pensado que, no he sido alguien digno de tu amor.

Alastor no entendió a lo que se refería.

—Lo siento, pero no te entiendo querido. ¿A que viene eso tan de repente?

—Al, has hecho tanto por mi y yo nada por ti —dijo por fin exteriorizando eso que llevaba meses guardando—, debo ser una terrible pareja.

Alastor entonces comenzó a reír sonoramente, haciendo sonrojar a Angel.

—¡No te burles!

—Oh, ¿lo decías en serio? —bromeo mirándolo de reojo—. Angel, ¿sabes que me gusta de qué cocines para los dos?

—¿Qué cosa?

—Que lo haces sin que te lo pida y cocinas delicioso —aseguro—. Me encanta platicar contigo por las tardes y antes de ir a dormir, ¿sabes que también disfruto?

Angel le miro con atención.

—Estas caminatas y que jamás me niegues un capricho por más pequeño que sea —afirmo deteniéndose entonces para dejarlo frente a él—. Angel, tu lengua del amor conmigo es tiempo de calidad y acciones de servicio. No todas las personas tienen los cinco tipos de lenguajes. Y yo estoy bien con eso, porque eres sincero. No te martirices pensando que no me has dado suficiente si todo lo que quería de ti en un inicio, era tu tiempo. Y me has dado mucho más que eso.

Alastor entonces subió su mano derecha hasta la cabellera de Angel y deposito una rosa que materializo en su mano.

—Pero-

—Eres perfecto de la forma en que eres, no necesitas cambiar nada. No me debes nada, porque nunca hice absolutamente ninguna de esas cosas, esperando algo a cambio. O bueno, puede que sí. Tu amor.

Ángel sintió sus ojos cristalizarse.

—Te amo —dijo Angel con un sutil temblor en su voz.

Alastor entonces lo tomo por el mentón y deposito un sutil beso en sus labios.

—Nunca más de lo que lo hago yo —aseguro para reanudar su marcha—. Ahora que lo mencionas, hablando con esa gente hace unos instantes ellos dijeron que-

Ángel lo escuchaba atenuantemente. Pensando en lo que su ahora esposo le había dicho. Y eso hizo a su corazón tranquilizarse. El tenía razón. Cuando eran amigos, fue de los pocos que hablaba con el sin correr en la dirección contraria. Aunque sus personalidades chocaron, en ningún momento fue uno grosero con el otro al grado de que una disculpa o una comida no pudiera arreglar. Eso lo hizo sonreír con nostalgia. Cuanto habían cambiado las cosas, pero no sus sentimientos.

Y eso era todo lo que importaba.

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