¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
.. 𝙣𝙤𝙩 𝙮𝙤𝙪𝙧𝙨, 𝙗𝙪𝙩 𝙢𝙞𝙣𝙚..
Rick y Carl se habían refugiado en una casa después de la perdida de la prisión junto a las muertes de algunos del grupo, incluido Hershel y su hija Judith.
Cierta rubia los había estado siguiendo desde una distancia considerable y siendo muy cautelosa al respecto.
Villanelle se acerco a la entrada de la casa e intento ver entre el hueco de la ventana, cuando se disponía a tocar la puerta un empujón le hizo fruncir el ceño.
Sus ojos vieron a la mujer morena frente a ella, a causa del empujón tuvo que sostenerse del barandal de las escaleras para no caer y poder bajar de ellas.
— Oh cariño — soltó la rubia con ironía antes de lanzarle un golpe — ¿De verdad quieres intentarlo?
— No te acerques.. — siseó la morena señalando la entrada.
A la rubia no le intereso y la empujo del hombro con fuerza, Michonne apunto su katana en su dirección lista para matarla si era necesario.
Villanelle le miro, rodó los ojos y resoplo con aburrimiento.
— ¿Tú quien te crees? — inquirió la rubia cruzándose de brazos.
— No importa — respondió Michonne — Eres de Woodbury, ¿no?
— ¿Que es eso?
Michonne le miro con desconfianza, su expresión era endurecida mientras que Villanelle le miraba sin expresión alguna, como si acostumbrara a ello.
Entonces la ataco, la katana se cayó al suelo y pronto ambas comenzaron a pelear, hasta que en un punto Michonne la empujo con mucha fuerza contra la puerta.
— ¡Auch! — se quejó la rubia en voz alta y mirándole como si fuera estúpida — Eso no se vale.
La puerta se abrió y el cuerpo de la rubia casi caía de espaldas pero entonces la alcanzaron a sostener. El castaño la empujó de regreso para que mantuviera el equilibrio mientras le apuntaba con su arma.
Michonne frente a ella tenia la katana lista para matarla y tras la rubia estaba Rick y Carl con sus armas levantadas.
— Hola, Rick — saludó Villanelle dándose la vuelta y saludándolo casualmente — ¿Cómo has estado?
Los ojos azules del hombre la escudriñaron, no fue difícil reconocerla, seguía exactamente igual.
— Oksana — soltó Rick suspirando con cansancio mientras bajaba su arma.
