Capítulo 2

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-Disculpa, ¿Estás bien?- Pregunté en voz baja sin saber por qué.

Él hombre me miró desorientado, sin saber muy bien que hacer.
-¿Estás bien?- Repetí. -¿Necesitas que llame a alguien por ti?- Seguí insistiendo, pensando que este tipo estaba teniendo un infarto o algo que requiriese atención medica urgente, aunque por su apariencia no pasaba de los 30 años.
El hombre cerró sus ojos por un momento que pareció eterno, pero no lo interrumpí, pues parecía como si estuviese alineando sus recuerdos para ver como carajos había llegado hasta ahí. Apoyé mi mano en su hombro y lo moví lo que me pareció justo a su estado.

-Hey- Dije arrodillándome cerca de él para buscar su rostro, y en el momento que sus ojos verdes y gatunos se toparon con los míos, y su rostro estaba mirándome de lleno lo supe; este tipo estaba borracho. El hombre suspiró con fuerza y confirmé lo que pensaba cuando un olor a whisky salía de sus labios y me abofeteaba la cara. Lo observé con asco, pero el hombre seguía en su estado de ensimismamiento.

-¿Qué mierda?- Logró articular con dificultad mientras intentaba reincorporarse. Noté al instante su acento extranjero y le repetí todas las preguntas que le hice en su lengua para que pudiera entenderme con facilidad, pues el inglés lo sabía bien después de pasar un año en el extranjero por un intercambio cultural.

-¿Qué pasó?- Repitió en un susurro que apenas pude descifrar. Sus pupilas dilatadas me miraron vacíos, una mirada que solo podría describirse como la de una persona sumida en sus pensamientos. Esa mirada la reconocí al instante. Esa mirada que solía tener en cada fotografía que miré sin intención verdadera, en algún rincón del internet.

Esta persona tirada en el suelo era el tipo que había vistoa junto a mi en el bar y pertenecía a Thirty Seconds to Mars. Una banda poco conocida para mi pero conocida entre sus fieles seguidores. Esos seguidores que le dieron la oportunidad de hacer una gira mundial quedándose en los mejores hoteles.

Mi cabeza se fue a esos momentos que no guardaba conscientemente mientras paseaba por la ciudad. Los carteles con los tres integrantes y los anuncios por la radio, con su cara en cada una de ellas.

Los fotógrafos y camarógrafos que vi hace unas horas ahora tenían más sentido. Él y sus dos compañeros se hospedaban en el hotel para dar un concierto este fin de semana, si no me equivocaba él era el baterista de aquella banda.

-¿Dónde está el resto de la banda?- Le pregunté mientras lograba sentarse sobre su borracho trasero. Su estado me confirmó lo que pensaba siempre de este tipo de cosas; el tipo famoso con mucho dinero que puede hacer lo que se le de la gana, beber como si no hubiese un mañana, sin importar que tenía que dar un concierto al día siguiente. ¿O fue hoy? No lo sabía y no me importaba, lo estaba juzgando y no me sentía mal al hacerlo.

-Aléjate de mi zorra.- Dijo al fin. Abrí mis ojos sintiendo que se me saldrían de las órbitas, no me bastó más que cuatro palabras de su boca para confirmar mi precoz prejuicio sobre estos tipos. ¿Quién mierda se cree?

-No me toques.- Levantó su mano cansada intentando alejarme, pero ni siquiera me rozó.

-Mira imbécil, estoy tratando de ayudarte.- Le dije ya molesta por el insulto innecesario.

-No.- Movió su cabeza ahora intentado reconocer el lugar donde se encontraba, un poco más despierto, pero lastimoso aún. -Llamaré a la policía.- Bufé por la amenaza y la manera en que a penas pudo articular cada palabra.

-¿Quieres que los llame yo?- Me puse frente a él para que me mirara a los ojos. -Puedo hacerlo, y de paso ellos harán saber esto a los noticiarios, que por cierto están afuera esperando que pase algo así, y sin que antes puedas expulsar el alcohol de tu borracho ser, tu rostro estará en todos los canales de televisión.- Si él iba a insultarme, yo podía jugar sucio también. Me miró alarmado, había llamado su atención.

-No estoy borracho.- Dijo enojado intentando una vez más agrupar los pensamientos en su cabeza.

-Y yo soy la reina de Inglaterra.- 

Si las miradas pudieran matar, mi cabeza estaría rodando por las escaleras en estos momentos, junto con la suya. 

-Ahora, ¿Quieres mi puta ayuda o no?- Noté como su mandíbula se apretaba haciendo rechinar sus dientes. -Dónde están tus compañeros.- Ya no era una pregunta.

El baterista de la banda me miró y suspiró rendido, aunque sus ojos no dejaban de gritar lo mucho que me odiaba en esos momentos. Qué imbécil.

-Nos estamos quedando en el piso 48, Jared mi hermano está en la habitación 4814.- Asentí y me paré, pero antes de poder salir por la puerta que daba a las escaleras el tipo me interrumpió. -¿Cómo sé que no harás algo estúpido?- Su voz ronca y ebria me enojó hasta la espina, pero sabía que pelear con un borracho era como hacerlo con una pared.

-No lo sabes, pero si te sirve de consuelo, no soy un imbécil como tu.- Dejé mis pertenencias en el suelo y salí hacía el pasillo del hotel para tomar el ascensor, ni aunque me pagaran caminaría todas esas escaleras.

Llegué hasta la puerta que me mencionó el tipo y llamé sin saber bien que decir.

Un tipo alto y delgado con el pelo hasta los hombros, demasiado perfecto para mis estándares de hombre me abrió la puerta un poco asustado.

-No soy una fan, tranquilo.- Le dije en su lengua antes que pudiera cerrarme la puerta en las narices. Su expresión se tranquilizó.

-¿Eres de la prensa?- Dijo receloso. -No estamos dando entrevistas.- ¿Qué mierda le pasa a estos tipos? Suspiré ya cansada de estos famosillos y solté lo más robótico que pude.

-No.- Mi voz sonó más molesta de lo que anticipé. -Soy una persona común y corriente que por esas casualidades de la vida encontró a tu hermano tirado en las escaleras de incendio, borracho a más no poder.- Lo miré con cara de póker esperando su respuesta.

-¿Shannon?- Alcé los hombros.

-No lo sé, solo me dijo que tu eras su hermano.- Jared se agarró la nuca fastidiado, parecía que esta no era primera vez que ese tipo Shannon hacía algo así.

-¿Está bien?- Su tono de voz había cambiado por completo, ya no era la estrella de rock, si no que una persona común y corriente, preocupado e irritado por su hermano.

-Bien borracho.- Dije molesta, a lo que me miró divertido. Gritó algo hacía la habitación y unos segundos después salió otro hombre alto de pelo negro, igual de largo, pero tomado en una coleta y una barba larga, me sonrió y le asentí. No dijo nada, corroborándome que no era la primera vez que este tipo tirado en las escaleras hacía algo así. -¿Dónde dijiste que estaba?- Me preguntó Jared. Comencé a caminar y me siguieron el paso sin decir palabra alguna.



Como lo imaginé (Shannon Leto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora