𝗦𝗢𝗖𝗜𝗘𝗧𝗬 ━━ 𝐸𝑙𝑙𝑖𝑒 𝑊𝑖𝑙𝑙𝑖𝑎𝑚𝑠

Capítulo 12; "UNIDAD"

HEATHER;

    Dina no parecía encontrarse bien como Dylan dijo que lo haría. Y aun cuando estuve recogiendo su cabello mientras ella vomitaba, la azabache aseguró estar "sana". Mi preocupación seguía creciendo mediante el tiempo avanzaba, pues ella parecía estar completamente bien de un momento a otro, para luego vomitar o parecer estar a punto de llorar.

O desmayarse, en ocasiones.

—No me mires con esos ojos de borrego —mencionó la chica ante mí con algo de gracia, manteniendo un gesto cansado al limpiar su boca con el pañuelo que le tendí—. De verdad, no hay nada malo conmigo.

—Estás muy pálida —señalé con preocupación, intentando tomar su rostro con mis manos para poder observarle con detalle. Dina realmente no se opuso a ello, pues sólo me miró con una pequeña sonrisa agraciada.

—Entonces; ¿volviste con Ellie? —por supuesto que quería cambiar el tema, ella no perdería la oportunidad, y menos si se trataba de saber sobre mis relaciones.

—Es complicado —respondí apretando mis labios entre ellos. Dejé caer mis manos sobre el regazo de la chica y eventualmente mi cabeza sobre su hombro, logrando que Dina entonces pudiese abrazarme.

—Huelo a vómito.

—Has olido peor —con mis palabras, Dina acabó carraspeando su garganta en una risa involuntaria antes de acariciar mi cabello con gentileza—. ¿Tú y Jesse volvieron?

—Es complicado —repitió ella, aunque no con la intención de molestarme.

La respiración de Dina era tranquila y profunda, a diferencia de su corazón que latía con rapidez.

Pero sin fuerza.

—¿De verdad estás bien? —insistí en un susurro. Dina no contestó, y aunque me hubiese gustado que lo hiciera, yo tampoco le presioné por hacerlo—. No quisiera que nada malo te pasara...

—No va a pasarme nada malo, Heather —dijo con suavidad, como si hablara con un niño pequeño y temeroso sin dejar de acariciarme.

No parecía estar mintiendo.

Pero su estado me preocupaba, me daba terror de sólo pensar en perder a alguien importante otra vez. Si necesitaba ayuda, quería que la pidiera, si quería que la abrazara toda la vida, quería saberlo.

Solo no quería que se fuera sin yo saber que pude haber hecho más.

—No, nena. No llores —musitó al estrujarme aun más contra su pecho, pues al sentir mi temblor y oír como sorbí de mi nariz, Dina pudo deducir que ya había empezado a llorar.

Como siempre.

—Te prometo que estoy bien —afirmó abrazándome tanto como podía, mientras que yo luchaba por no romper en llanto ahora que me tenía entre sus brazos—. No vas a librarte de mí tan fácilmente, ¿entiendes?

Yo no me sentí preparada para decir nada, pues de hacerlo sabía que lo único que saldría de mi boca sería un "no te vayas". Así que permanecí en silencio intentando callar mi llanto de preocupación mientras que Dina repartía besos en mi coronilla.