Tramposo

6 1 0
                                    

La tensión se dispersó tan rápido como había aparecido. Rápidamente, me aleje de el para que Ainhoa no lo malinterpretara. Aunque realmente, no había nada que malinterpretar, si no nos hubiese interrumpido, probablemente Mateo y yo nos habríamos besado. Y a saber qué más habríamos hecho...

Regresamos a la habitación, con el resto, como si no acabáramos de intentar comernos la boca. Nada mas volver, Lucía me lanzó una mirada de odio y confusión, y me invadió una sensación de culpabilidad enorme. Lo que había hecho estaba mal y lo sabía. Pero no quería hacer nada al respecto, no podía. Solo quería dejarme llevar por mis emociones, y además, parecía que Mateo también. Si ambos estábamos de acuerdo, yo no era culpable, ¿no? Pero Lucía no era la única que me asesinaba con la mirada. Josh no se quedaba corto. Eso sí que no lo entendía. ¿Por qué Josh me miraba así? Cada vez entendía menos la situación, ¿pero el no me odiaba?

-¿Que hacíais chicos? -dijo Josh mientras me repasaba de arriba a abajo con la mirada, frenando sus ojos en mi entrepierna.

-¿N-nosotros? Nada, solo me estaba ayudando con la sangre. -respondió Mateo con la voz temblorosa.

- ¿Si? Pues te van a tener que ayudar otra vez...- murmuró en voz muy baja, creo que fui el único en oírlo.

-¿Que? -preguntó Mateo.

Sus miradas se entrelazaban con rabia y frustración. Parecía que estuvieran luchando por telepatía, nunca había visto tanta tensión a tanta distancia. Hasta que Ainhoa los corto.

-Oye chicos, ¿qué tal si hacemos equipos y jugamos al Mario Kart? -propuso Ainhoa cortando el ambiente amgustioso.

-¡¡¡¡Siiii!!!! -gritó Irene sin dejar a los demás hablar.

-Pues decidido, vamos a hacer los equipos. - sugirió Lucía.

Empezamos a jugar una partida de tres rondas, cada una era más difícil que la anterior. Los equipos se habían dividido equilibradamente. Yo iba con Irene, que la pobre jugaba fatal, así le ayudaría. Lucía se había puesto con Mateo, como no. Y por último Josh, que iba con Ainhoa y ambos eran bastante buenos. En la primera ronda elegimos a quien de la pareja jugaría; acabamos enfrentados Mateo, Josh y yo. Y para la sorpresa de nadie, gano Mateo. En la segunda ronda, el mapa se complicó, y era el turno de Ainhoa, Lucía e Irene. Por supuesto, está partida la ganó Ainhoa. Ahora todo estaba entre los otros dos equipos. Quién ganará está partida, se proclamaba como ganador. Era el turno de Mateo y Josh otra vez, y está vez el mapa era muy complicado. La cosa estaba bastante reñida, habían salido a la vez y el ganador no estaba claro hasta el final de la partida. Se iban acercando a la última vuelta, y Mateo hizo trampas contra Josh.

-Cabrón, ¿qué haces? ¡Eso no es justo gilipollas! - gritó Josh muy cabreado.

-Oye no es para tanto, que es un juego tío. - respondió Mateo.

-Ni un juego ni ostias, que te den hijo de puta, ¿no has tenido suficiente con todo lo que has hecho hoy?- preguntó Josh resentido.

Nadie entendió a que se refería Josh, ¿pero que decía? Estábamos todos observándoles perplejos hasta que vimos que la pelea se ponía más seria. Cada vez aumentaban el tono más, y de repente, se levantaron de la cama. Ya habían dejado de atender al juego, ahora estaban enfrentados de verdad.

- Mira Mateo que te den, no puedo contigo de verdad. Mira a ver si le haces más caso a tu novia, que parece que te fijes más en otras cosas.

-¿Qué mierda? -dijo Mateo agitado, recordando lo que había pasado en el baño. ¿Pero eso como lo sabía él?

-Oye chicos calmaros, aquí no estéis gritando así, si queréis pelearos, lo hacéis en la terraza. -dijo Ainhoa poniendo orden.

Acto seguido todos salimos de la habitación, flipando por la situación. Josh se fue corriendo y soltando humo hacia nuestra habitación. Yo no le quise seguir, y decidí esperar a que se calmara un poco para entrar yo. Me quedé hablando con Irene de lo sucedido, ninguno entendíamos que había pasado.

-Pero a que se refería con lo de Lucía... No lo he entendido. -dijo Irene.

-Ya, eh... Yo creo que se a lo que se refería. Solo que no sé cómo lo sabe.

-Como sabe el que, ¿Rubén?

-No se, estoy muy cansado Irene, me voy a ir ya a mí habitación. Mejor mañana hablamos. Si te cuenta algo Josh ahora te digo.

-Vale. Cuidate, mañana hablamos.

Lo haré.

Después de hablar con Irene volví a mi habitación. Fui hacia la puerta con mucho cuidado para que Josh no me oyera si ya se había dormido. Habían pasado 20 minutos desde que se fue corriendo y ya habría tenido tiempo suficiente para calmarse. Gire la llave con delicadeza sobre la cerradura y me di cuenta de que la puerta estaba entornada. No la había cerrado, pero, ¿por qué? Lo ultimo que quería era que entrara cualquiera a nuestra habitación.

Menos mal que he llegado yo antes que otra persona. - pensé.

-¿Por qué has dejado la puerta abierta? - pregunté sin rodeos nada más entre.

-Porque estaba esperándote. Creía que vendrías antes, ¿¡por qué has tardado tanto?! - me preguntó.

Se podía ver la angustia en sus ojos, sus manos temblaban sujetando su móvil, y parecía que acababa de llorar. ¿Qué le pasaba?

-Rubén... Di algo...

-Y-yo. - no sabía que decirle antes esa situación.

-Estaba hablando con Irene... Es que no ha sido normal como te has puesto por un juego Josh... - mi voz se entrecortaba a la vez que las palabras iban saliendo de mi boca.

En muy poco tiempo Josh había pasado de caerme como el culo, a ser alguien importante en mi vida. Pero está faceta suya no la conocía.

-Es que no lo entiendo...- añadí.

Un gran silencio inundó la sala.

-¿¡Enserio no lo entiendes?! No te creas que soy tonto, ¡he notado las miradas y la tensión entre Mateo y tu! - dijo gritándome.

-Vale... Es verdad. ¿Pero a ti en que te incumbe? No tienes por qué estar molesto. No tienes sentido, hace unos días me odiabas o eso parecía y ahora quedas con mis amigos, y tengo que pensar que has cambiado de opinión sobre mí tan rapidamen- Josh me cortó.

-Joder Rubén.

Tras pronunciar estas palabras con un hilo en la voz, Josh se abalanzó sobre mi. Yo estaba sentado en mi cama y el se acercó cada vez más hasta que quedó a tan solo unos centímetros de mi. Me miró fijamente a los ojos, para después atacar mis labios en un suave y calido beso. Pero a pesar de haber empezado suave, comenzó a aumentar la velocidad en un abrir y cerrar de ojos, y antes de que me diera cuenta, nos estábamos liando muy intensamente en mi cama. Paso todo en menos de tres segundos, el tiempo suficiente para que mi mente gestionará lo que estaba pasando y reaccionara de la unica manera que se. Huir. Le aparte de encima de mi, y me fui de la habitación. Que acababa de pasar. Me tomé un tiempo para reflexionar y para pensar que coño iba a hacer ahora. Todo indicaba a que la mejor opción era volver a la habitación de Irene y Ainhoa, contarles lo que había pasado y esperar que me dejasen dormir alli. Pero antes de conterselo tenía que pensar que opinaba yo. A mí me había gustado, eso seguro. Pero entonces, porque había huido? Tal vez fue muy directo y rápido, o tal vez por Mateo... Tenía que recomponer mi cabeza, pero como ya era la una de la madrugada, lo deje para el día siguiente. Y así, regrese a la habitación de mis amigas.

- Hola... ¿Puedo pasar?- les pregunté.

-¿Que ha pasado ahora Rubén?- me respondió Ainhoa.

-Josh... Ha sido Josh...

-¿¡Te ha hecho algo?! -respondio Ainhoa con miedo en sus palabras. -Ya decía yo que estaba muy agresivo!

-No, no. Josh. Me ha besado.

Por encima de mi hombro o por debajo del tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora