Floriografía Avanzada

Capuchinas

Hermione luchó por abrir los ojos; sus párpados estaban increíblemente pesados. Se sentía como si la hubiera atropellado el Autobús Noctámbulo. Una mirada a su reloj de pulsera le dijo que sólo habían pasado dos horas desde que quedó inconsciente; Fue una suerte que se abstuviera de beber toda la poción de sueño sin sueños. Había silencio a su alrededor. La habían colocado en una cama en el Gran Comedor, entre muchas filas de camas. Madame Pomfrey y otros todavía estaban tratando a los heridos y maldecidos.

Hermione luchó por sentarse y notó con alivio que su bolso de cuentas todavía estaba sujeto a su cinturón, y la varita que había estado usando todavía estaba bajo su manga.

En silencio, para no molestar a las personas que dormían a su alrededor, Hermione se levantó de la cama y salió silenciosamente del Gran Comedor. Su respiración se entrecortó cuando se encontró con un cuerpo cubierto con una sabana custodiado por Remus. Podía sentir una crisis nerviosa al pensar que era Harry, pero Severus la necesitaba y no tenía tiempo para pensar en el hecho de que no había podido salvar a su mejor amigo.

Probando una teoría, se apareció apenas salió del castillo. Las barreras todavía estaban caídas. El humo se aferraba pesadamente a los terrenos de la escuela, atravesado por destellos de hechizos de fuego, pero a Hermione ya no le importaba lo que sucediera en la batalla.

Aterrizó en la Casa de los Gritos con un suave pop y encontró a Severus casi exactamente como lo había dejado. Todavía exhausta pero ligeramente mejor después de su siesta, usó toda su energía de reserva para aparecerse en San Mungo.

"Necesito un sanador", gritó mientras contemplaba la escena de caos que era el área de recepción de accidentes y emergencias. Había decenas de heridos, de ambos lados de la guerra, y los sanadores eran acosados mientras intentaban clasificar y mantener el sangrado al mínimo.

Casi de inmediato, dos sanadores vestidos de verde observaron su túnica manchada de sangre y al hombre con aspecto de cadáver a su lado.

"T-tú eres Hermione Granger", tartamudeó uno de ellos. "El Ministerio te busca", dijo, con la voz casi quebrada. Hermione resistió el impulso de gritar de nuevo.

"¿No lo has oído? Thicknesse era un títere de Quien-tú-sabes, y todo lo que ha convertido en ley está actualmente bajo revisión", dijo irritada la mujer de cabello gris a su lado. "Honestamente, probablemente pasarán semanas antes de que sepamos cuál de los dos es la persona buscada, si es que llegamos allí". La sanadora miró fijamente a Severus Snape.

"No me importa si el Ministerio busca a alguno de nosotros, ustedes son sanadores, harán su trabajo y yo tengo un hombre que necesita curación. He pasado los últimos meses de mi vida trabajando para derrotar a Voldemort, así que ayúdenme si no..."

"Señorita Granger", interrumpió la mujer con el cabello gris recogido. "En primer lugar, felicidades por derrotar a Quien-tú-sabes. El sanador Smythe-Smith y yo nos ocuparemos de la curación de su... compañero inmediatamente, y puede esperar en la sala de espera mientras trabajamos. Actualmente no está claro a quién busca el Ministerio, y nosotros somos sanadores, no agentes de la ley", finalizó, suavizando su voz.

"¿Sabe algo que pueda ayudar? ¿Con el paciente, quiero decir?" preguntó el sanador Smythe-Smith, con el rostro sonrojado por haber sido interrumpido.

Hermione respiró entrecortadamente y sintió que la adrenalina abandonaba su cuerpo. Había estado preparada para luchar por el derecho de Severus a recibir atención, pero, por supuesto, San Mungo era una entidad neutral.

"Ha sido mordido por una serpiente muy grande. Nagini. Ya saben, la serpiente de Voldemort. Arthur Weasley fue mordido por la misma serpiente antes", dijo. "Traté de cerrar sus heridas con los hechizos habituales, así como con un hechizo de su propia creación, pero nada funcionó. Y ha tomado una dosis del Filtro de Muertos en Vida". Hermione se frotó las manos. "No sabía qué más hacer".