Cuando el arte se convierte en el lenguaje del deseo, las reglas cambian.
Borja Luzuriaga Ivánovich es el pintor más famoso del momento, conocido por sus obras que deslumbran y cuentan historias que tocan el corazón. Pero detrás de su éxito, Borja s...
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La Adoración del Nombre
"El caos en tus ojos es más brillante que cualquier fuego inicial." - N.S.M.C
—Vamos, Luzu, es por una buena causa. Tu presencia animará mucho el evento; es para una causa benéfica —insistió su amigo de ojos morados, hablando con un tono que ya empezaba a sonar monótono.
—¡Vamos! Como tu representante, debo decirte lo que es bueno para tu imagen —agregó con una sonrisa amplia, confiado de que la persuasión lo haría cambiar de opinión.
Luzu lo miró con desdén, su cabeza reclinada contra el respaldo del coche de lujo, la mano en la barbilla, y los ojos casi cerrados por el cansancio. Había escuchado ese tipo de conversación tantas veces que su mente ya había aprendido a bloquearla.
—Solo tienes que sonreír, hablar un poco, mostrar interés en alguna que otra foto aquí y allá... ¡y ya está! No es realmente mucho, Luzu. ¡Amigo, por favor! —agregó, casi en un tono suplicante.
Luzu dejó escapar un bufido de resignación.
—¡Eres peor que mi hijo, Spreen, de verdad! —comentó Vegetta, con una mano sobándose la sien, claramente molesto por la falta de colaboración.
Pero antes de que pudieran continuar discutiendo, el coche se detuvo frente a la alfombra roja, que se extendía hasta la entrada de la galería. Luzu suspiró profundamente, sabiendo lo que le esperaba.
Las puertas del coche se abrieron, y en un movimiento casi automático, Luzu dio un paso hacia fuera. La cámara de los paparazzis explotó en flashes, capturando su figura desde todos los ángulos. Luzu, al ver cómo toda la atención se centraba en él, forzó una gran sonrisa, la misma que había ensayado tantas veces ante el espejo.
Se sintió como el centro del universo por un instante, y aunque nunca lo admitiría en voz alta, esa era una de las razones por las que asistía a estos eventos. Le gustaba ser adorado, tener el control de la atención, y manipular a la multitud con la destreza de un experto.
—¡Tranquilos, tranquilos! Con gusto responderé cualquier pregunta —dijo, su voz seductora y calmada, una que tenía el poder de hacer que todos se sumieran en un trance mientras escuchaban sus palabras.
—¡Es un honor tenerlo aquí, Señor Luzu! Tiene un gran corazón. Es admirable ver la humildad de un gran famoso como usted, asistiendo a estos pequeños eventos para los más necesitados —comentó una de las reporteras, deslumbrada.
Luzu asintió, su sonrisa aún intacta mientras respondía con una frase que ya se sabía de memoria.
—No es para menos. Estoy encantado de venir. Siempre me honra ser invitado a estos eventos. La parte de mi humanidad disfruta ver los resultados de impacto en la gente —dijo, un tono metódico en su voz, como si cada palabra hubiera sido calculada y endulzada de antemano.